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CRITICA
Por: PACO CASADO
Las películas de catástrofes están alcanzando cimas increíbles en cuanto a lograr el más difícil todavía a base de efectos especiales y trucos por ordenador.
Hace unas fechas era un volcán el que erupcionaba cubriendo de cenizas un pequeño pueblo en su ladera, en Dante's Peak. Ahora, dentro de este subgénero de volcanes recién inventado por Hollywood, incluido en el apartado de las catástrofes naturales, se trata de un volcán que estalla en el subsuelo de la ciudad de Los Angeles inundando sus túneles de metros y calles de espesa y candente lava que arrasa lo que encuentra a su paso.
El film no tiene más historia, puesto que sigue fielmente todos los esquemas conocidos de este género, con abundantes personajes que vamos conociendo poco a poco y que sabemos positivamente que se van a ver afectados por el fenómeno natural.
Como aglutinante de estas historias la del Jefe de la Oficina de Servicios de Emergencia de Los Angeles y su hija que se verán en mil y una dificultades por ayudar a los demás y contando tan sólo con la ayuda de una sismóloga y los bomberos.
El encargado de llevar a cabo esta inconexa historia es Mick Jackson, director de El guardaespaldas, que no consigue darle mayor emoción y estructura, con tan sólo alguna secuencia que sobrecoja, pero todo lo demás se va en salvas y cohetería de fuegos artificiales que tratan de hacer más espectacular la cinta, en la que está muy logrado el efecto del magma ardiendo.
El oscarizado Tommy Lee Jones no acaba de creerse su papel y Anne Heche deambula de un lado para otro sin mucho control ni protagonismo.
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