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CRITICA
Por: PACO CASADO
Aunque pueda parecer que es una película infantil, de ficción de niño con perro, en realidad se trata del tercer libro llevado a la pantalla del escritor Willie Morris, un autor poco conocido en Europa, en el que narra sus memorias de la infancia, transcurrida en el año 1942, durante el trascurso de la Segunda Guerra Mundial.
En ella se cuenta la relación de un tímido niño con su familia, en la década de los años 40, en Mississippi, con un padre amargado y recto, que perdió una pierna luchando en la Guerra civil española, y una madre cariñosa y atenta que le regala un perro para que le acompañe en su soledad, al que le pone el nombre de Skip con el que corre sus aventuras.
El pequeño Willie es un chico de nueve años, tímido y apocado, poco amable con las niñas y rechazado por los otros niños del barrio, por lo que tan sólo tiene la compañía de su simpático chucho.
Es un relato sobre las amistades de la infancia y el paso a la adolescencia, a lo que le ayuda Skip, que es su mejor amigo y un jugador de béisbol del barrio, pero que se ha tenido que marchar a Europa para luchar por asegurar la democracia en el mundo.
En esta adaptación del libro de memorias de Willie Morris, el mérito del director Jay Russell está en resaltar el inevitable mensaje pedagógico sobre el espíritu humano, con un cierto aire de nostalgia que se desprende de las páginas de la obra en que se basa el guion.
Cuenta con una sólida nómina de actores que rodean al joven debutante Frankie Muniz, que quedan en segundo plano, y una melodiosa música de William Ross para completar sus valores de este entretenido film.
Premio de la crítica a la mejor cinta familiar. Premios Cristobal al mejor largometraje y dirección. Premio de plata a la mejor película y de bronce a Frankie Muñiz en los Premios Giffoni. Premio de los críticos jóvenes al mejor reparto y al drama familiar.
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