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CRITICA
Por: PACO CASADO
Volver a hacer una nueva versión de esta tragedia clásica, existiendo ya una tan eminente como la del maestro Laurence Olivier, no deja de tener su riesgo, cuando además es una obra de todos conocida.
En esta ocasión ha caido en las manos de Franco Zeffielli, un director italiano experto en estas lides, que ya había adaptado al cine otras obras del genuial maestro de las letras inglesas en dos ocasiones con La fierecilla domada, que en España se tituló 'La mujer indomable' (1967) que interpretaba la famosa pareja compuesta por Richard Burton y Elizabeth Taylor y 'Romeo y Julieta' (1968), que sirvió de lanzamiento de dos jóvenes actores como Leonard Witting y Olivia Hussey.
Esta vez la película en cuestión no se iba a beneficiar del romanticismo de Romeo y Julieta, ya que esta obra no cala tanto en el espectador popular, pero Franco Zeffirelli la ha dotado de otros recursos para hacerla atractiva.
La historia del prícipe de Dinamarca que venga el asesinato de su padre, traicionado por su propia esposa, que se casa a las pocas semana con su cuñao.
Hamlet, el promogénito, no puede olvidar a su padre, cuyo fantasma se le aparece en los muros del castillo y le confirma que en efecto fue enveneado por su propio hermano.
La obra está expuesta con una gran honradez, en una adaptación lo más completa posible y con la máxima fidelidad al texto original, pero con la ventaja de que la puesta en escena de la que la ha dotado, está huérfana en la mayoría de las escenas de la teatralidad del texto original.
En este sentido es de notar que una escena tan clásica como la del famoso monólogo de "Ser o no ser", en esta versión se hace recitado por Hamlet paseando, en lugar de conteplar la famosa calavera.
Otros de los aciertos de esta nueva versión es la elección del reparto con el famoso actor norteamericano, afincado en Australia, Mel Gibson, que demuestra que no sólo es capaz de hacer films de acción y aventuras, como encarnar al famoso Mad Max, sino que también es capaz de interpretar una tragedia de William Shakespeare como la presente, lo que supone una dura prueba de fuega para él y para el director.
En este sentido, y esta vez puede que sea mérito del director, que supo rodearlo de grandes actores clásicos de la escena inglesa como Ian Holm, Paul Scofield y Alan Bates, que respaldan adecuadamente al famoso actor.
Por otra parte esto bien podía ser un arma de doble filo, si Mel Gibson no hubiera respondido de la manera adecuada.
Y a su lado Glenn Close, sobria y exacta en su papel, sin pose de diva, dando los matices adecuados a su personaje y reservándose el gran número final.
La cinta está nominada al Oscar por el diseño de vestuario de Murizio Millenotti y por la dirección artística de Dante Ferretti y Francesca Lo Shiavo, dos aspectos que destacan indudablemente a la hora de la extraordinaria puesta en escena que lleva a cabo Franco Zeffirelli.
En cambio la música compuesta por Ennio Morricone para esta ocasión, acompaña adecuadaente a las imágenees, pero sin brillar de inspiración como ocurre en otras ocasiones.
En definitica una película muy digna que nos recupera al mejor Franco Zeffirelli, que parecía perdido, y no da una versión actual de un clásico como este Hamlet de William Shakespeare.
Premio David de Donatello al mejor film extranjero. Premio NBR. Premio Golde Ciak a la dirección artística.
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