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CRITICA
Por: PACO CASADO
El Western fue uno de los primeros géneros que arraigó en el cine americano.
Lo que podríamos decir el género por excelentica, que retrataba de una forma real o legendaria, la historia de aquel país.
Pero mientras que en los primeros momentos predominaba la película de cabalgadas, de buenos y malos, a partir de 1939, con "La diligencia", John Ford cambia el sentido, haciéndolo más introspectivo.
La primera consecuencia de este cambio fue "El forastero", cinta sobre la legendaria figura del juez Roy Bean, personaje que imponía su propia ley allá por el 1880 en el Oeste de Texas, cuya única debilidad era su amor platónico por la cantante Lily Langtry.
John Huston volvería a tratar este mismo argumento años más tarde en su película "El juez de la horca".
Nos trae, pues, "El forastero", un tipo de Western que ya no se hace, por lo que tiene de entrada un valor histórico, de reliquia, que es interesante conocer.
Una serie de nombres y valores se dan cita en este film, desde el veterano director William Wyler, al guionista Niven Busch, pasando por el célebre músico Dimitri Tiomkin o el fotógrafo Gregg Toland, a quien ya se ve una serie de ensayos sobre lo que se daría en llamar "profundidad de campo" en la técnica fotográfica puesta de relieve con William Wyler y posteriormente con Orson Welles en "Ciudadano Kane".
Cinta interesante, por todos estos motivos, junto al valor nostálgico y de recuerdo de una de las figuras más notables del género, como fue el actor Gary Cooper.
A destacar también el gran papel de Walter Brennan interpretando al juez Roy Bean.
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