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CRITICA
Por: PACO CASADO
No es la primera vez que el cine se interesa por la imagen de la mexicana Virgen de Guadalupe, ya que con anterioridad ya se pudo ver otra película hispano-mexicana igualmente titulada 'Guadalupe' (2003), dirigida por el debutante Santiago Parra, que era un homenaje al misterio de las apariciones de la Virgen de Guadalupe, aunque con una historia de ficción como fondo.
En esta ocasión se trata de un documental titula 'Guadalupe. Madre de la Humanidad' (2023), codirigido por Andrés Garrigó y Pablo Moreno, dentro del tipo de cine religioso que se suele hacer actualmente.
En este caso se trata de un documental que tiene un guion muy bien documentado que capta rápidamente el interés del propósito que se han fijado los realizadores del mismo, para lo que no han regateado en esfuerzos por descubrir todo lo que entrañan las apariciones de la Virgen de Guadalupe y el efecto y la devoción causada en determinadas personas.
Está realizado como preparación de la celebración del quinto centenario de las citadas apariciones que se cumplen en el año 2031.
La filmación está compuesta por una parte meramente documental, mientras que en otras se trata de ficción, en cuyas escenas se recrean dichas apariciones al indio Juan Diego (interpretado por el actor Mario Alberto Hernández) que comenzaron en México el 9 de diciembre de 1531 y el esfuerzo que hizo éste ante el obispo Juan de Zumárraga para que lo recibiera y comunicarle lo que la Señora le había dicho, a riesgo de no ser creído.
Por su parte la Virgen está representada por la actriz Angélica Chong.
El film renueva el amor de Dios a través de Nuestra Señora de Guadalupe, una auténtica madre de todos los cristianos.
Por otra parte se reproduce el efecto que hicieron las apariciones a la actriz Karyne Lozano, una enamorada de la Virgen, como así lo confiesa, que hace favores a aquellos que se lo piden.
Se nos presentan imágenes sobre la tilma en la que apareció impresa la imagen de la Virgen, que era de mala calidad, pero que se conserva muy bien a pesar del paso del tiempo y en la que no se observan pinceladas de pintura, sino como si fuera una imagen fotográfica.
En el año 1970 se hizo un estudio con rayos infrarrojos y se vio que los colores sintéticos no existían en 1531.
Otro de los aspectos que se nos muestra es el estudio de la imagen que hizo el Doctor José Aste Tonsmann, oftalmólogo, sobre los ojos de la imagen, en los que encontró reflejados hasta trece personas.
En 1785 el paño sufrió un accidente y es que en un descuido se derramó un poco de ácido nítrico en un lateral, que no alteró en absoluto al lienzo, que de esa manera pudo haber sido quemado materialmente.
En 1921 hubo un atentado contra el lienzo con dinamita y sin embargo quedó totalmente intacto, sin que sufriera ningún daño ni desperfecto.
En otro estudio que se hizo sobre el mismo se observó que las estrellas que figuran en el manto están dispuestas en la misma forma que las doce constelaciones solares.
La realización desde el punto de vista cinematográfico, de estos dos directores especializados en cine religioso, no tiene nada de destacado, pero sí indudablemente su contenido en torno a todos los estudios y análisis que se han hecho sobre el objetivo del mismo.
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