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CRITICA
Por: PACO CASADO
La poca frecuencia con que llega a nuestras pantallas el cine británico hace que no conozcamos al director inglés Philip Saville, sobrino por otra parte de Victor Saville, director y productor.
En este caso se ha aliado con el guionista Frank Clark, autor del guion de "Carta a Breznev", al parecer su film más destacado, para contarnos esta historia de dos jóvenes adolescentes gays que accidentalmente contemplan el crímen de un travestí y al ser descubiertos son perseguidos por los asesinos y por la policía al creerlos culpables.
Uno de ellos es un simpático negrito, ingenuo y soñador, el otro un pícaro blanco, ladronzuelo, recién salido de un reformatorio al que no quiere volver.
El primero tiene aficiones cinematográficas y operísticas, por influencia de su madre, frustrada actriz de cine, que goza de la antipatía de su padre por su amaneramiento.
El segundo es la otra cara de la moneda y le sirve de contraste.
La película posee un guion desigual, un tanto desequilibrado, que Philip Saville trata de corregir a base de cuidar a los protagonistas y sacar de ellos lo mejor que llevan dentro, ya que en la película se ha querido meter desde la intriga criminal hasta la lección ecologista que se nos muestra al final de la cinta o los hábitos que el largometraje se alargue innecesariamente con secuencias que no tenían por qué haberse introducido.
Un film discreto que tan solo se deja ver.
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