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CRITICA
Por: PACO CASADO
Después de participa en el Festival de cine de Toronto, pasó también por el de Sitges en la sesión de clausura, en la que tanto la crítica como el público la acogieron con agrado en ambos certámenes, debido al ingenio que se derrocha en la historia como por el trabajo interpretativo de los actores.
Cuenta con un inteligente guion pleno de toques de comedia en los que la mayoría de las ocasiones está presente Nicolas Cage, un actor que tras ganar un Oscar, últimamente se había dedicado a hacer producciones vulgares, sin ningún nivel, tal vez simplemente por ganar dinero, sin embargo, perdiendo el prestigio que en su momento había logrado.
No obstante en esta ocasión parece que ha reflexionado y ha aceptado este personaje que le ha supuesto volver a estar en la onda y a ser nominado al Globo de oro por este trabajo como mejor actor de comedia.
Nicolas Cage tiene aquí uno de los personajes más sorprendentes de su ya extensa carrera, el de un padre de familia que ve cómo su vida da un repentino cambio..
Aquí se nos cuenta la historia de Paul Matthews, casado con Janet con la que tiene dos hijas, Sophie y Hannah, es un desafortunado padre de familia que contempla su simple, anodina y aburrida vida gris, en la que ejerce de profesor dando clases en la universidad.
Sin embargo su existencia da un giro de repente, cuando millones de personas, extrañas a él, comienzan a tenerlo presente en sus sueños.
Esto le supondrá verse convertido en una inesperada estrella, a pesar de su mediocridad y falta de personalidad, tampoco es guapo, algo no deseado ya que ello termina convirtiéndose en una auténtica pesadilla.
Apreciado por algunos y despreciado u odiado por otros, cuando esos sueños adquieren tonos eróticos o de violencia y muerte.
El director de origen noruego Kristoffer Borgli, que comenzó haciendo videoclips musicales, paso al corto cuando tan solo tenia veinte años y posteriormente al largometraje, que lleva a cabo este guion de Aris Aster, que debuta como guionista en el cine norteamericano, en el que Nicolas Cage se identifica con el universo de ambos, uno como director y el otro como guionista.
Estamos ante una comedia negra, un tanto absurda, con un pretendido humor y sátira sobre la sociedad de la imagen y las redes sociales tan de moda o la adicción a los teléfonos móviles, en estos momentos que vivimos y que a veces tanto daño causan.
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