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CRITICA
Por: PACO CASADO
Todos sabemos que con frecuencia en las comedias norteamericanas se suelen dar las situaciones más disparatadas, pero hay veces que ciertos temas, ni tratados en ese tono jocoso y cordial, son tragables desde la pantalla por el espectador.
Un abogado ha de defender a un cliente que es claramente un estafador, sin paliativos, que vende a pensionistas retratos de Abraham Lincoln grabados en cobre, o lo que es lo mismo, monedas de un centavo, por un precio muchísimo más superior.
La noche antes se emborracha y hace que le sustituya un amigo, que es actor, para pedir el aplazamiento del juicio haciéndose pasar por él, pero el juez no se lo concede y ha de continuar en la sala sin tener ni idea.
A partir de ahí ya se pueden imaginar lo que va a suceder en cada intervención.
La que no pueden saber es la otra historia del protagonista que, a punto de casarse, conoce a una camarera de la que se enamora, que es el aspecto más bonito y mejor de esta absurda película, sin gracia, con un humor anticuado y con un argumento que no despierta el más mínimo interés, al emplear trucos y situaciones exageradas que ya han sido usados multitud de veces y además aquí resultan de manera ineficaz.
Encantadora Charlize Theron, sin relevancia la pareja Jeff Daniels y Michael Richards, sin la oportunidad que merecen Austin Pendleton y Rip Torn.
Con citar algunos título dirigidos por Jonathan Lynn con anterioridad ('Monjas a la carrera', 'Sargento Bilko', 'Su distinguida señoría') nos podíamos hacer una idea de lo que sería este film, pero preferimos verlo de principio a fin para tener elementos de juicio, lo que no deben perder vdes. como tampoco su tiempo al ir a verlo.
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