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CRITICA
Por: PACO CASADO
Al cine norteamericano le ha dado últimamente por tocar temas deportivos en sus producciones.
Esta vez, para ser más original y no referirse al béisbol o al rugby, que son allí los más populares, la historia se centra en el Pentathlon, modalidad olímpica que agrupa natación, carrera, esgrima, equitación y tiro, lo cual da mayor número de posibilidades al tema.
Pero esto es un mero telón de fondo para plantificarnos en la pantalla una historia, más o menos, policiaca sobre Eric Brogar, un deportista de la República Democrática Alemana que en los Juegos Olímpicos de Seul de 1988 se fugó a Estados Unidos, a donde van a buscarle, cuatro años después, unos nazis para acabar con él y de camino matar al embajador alemán en aquel país y a un rabino.
De esa forma tratan de imponer sus ideas y su posterior dominio, al ser el asesinato televisado para todo el mundo.
La historia es un tanto ingenua e infantil y el guion está establecido como si de un telefilm se tratara.
El hecho de ser Dolph Lundgren también el productor, parece que ha influido para que le corten la historia a la medida y esté todo el tiempo en pantalla, dando ocasión a lucir sus habilidades de deportista, más que de actor, que nunca ha tenido destacadas virtudes en este oficio.
Frente a él, como máximo rival en la interpretación en el papel del malvado policía nazi, está David Soul, a quien recordarán como uno de los agentes de la pareja de la famosa serie televisiva de Starsky y Hutch.
El realizador Bruce Malmuth, especialista en films como 'Halcones de la noche' (1981), con Sylvester Stallone y 'Difícil de matar' (1990), con Steven Seagal, dirige con oficio este pasatiempo de acción y deporte.
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