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CRITICA
Por: PACO CASADO
El director Jim McBride, que comenzó haciendo cine independiente, se integró posteriormente en el cine comercial, logrando algunos films bastante interesantes como Querido detective (1986), pero cuya filmografía resulta muy irregular.
Nos presenta con esta película la eterna lucha del IRA y el ejército británico, personificada en la figura de un militante del grupo terrorista, ahora fuera de la banda, que pretende salirse de la violencia imperante en su país, pero que de nuevo es captado por los suyos para cometer el asesinato de un juez, mientras su familia es amenazada de muerte, si no cumple la misión que se le ha encomendado.
Por su parte el ejército británico trata de que delate a sus compañeros a cambio de proteger a su familia.
El film, que no pretende tomar partido por un bando o por otro, da bandazos originando que su ideología sea confusa, a base de presentarnos a un jefe de policía de aspecto diabólico (encarnado por Timothy Dalton) y del que sólo se salva un humanitario soldado inglés que trata de mediar entre ambos, que termina por ser víctima de la propia lucha.
Su narración resulta mediocre por la vulgaridad de su puesta en escena y la falta de criterio en su neutralidad que a ratos resulta peligrosa.
Los mejores trabajos los ofrecen Cary Elwes, en el personaje del soldado mediador, y la debutante María Lennon en el papel de la esposa del arrepentido terrorista.
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