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CRITICA
Por: PACO CASADO
La edad de oro de la comedia norteamericana ya pasó hace bastante tiempo.
Y también la de los grandes maestros que la hicieron famosa, ya casi todos han desaparecidos.
Sus discípulos no han sabido o no han podido igualarlos, pero de vez en cuando surge alguno que lo intenta, que pone buenas intenciones en la realización para lograrlo, aunque al final siempre le falta algo.
Phil Blackwood es un escritor de novelas policíacas y de misterio, que vive la vida a través de su héroe de ficción, que no encuentra la inspiración necesaria para escribir su siguiente novela.
Abandonado por su esposa, ha perdido la inspiración.
En un juicio conoce a Nina, una guapa chica extranjera, rumana por más señas, que ha sido acusada de asesinato, que se cruza en su camino y a la que le proporciona una coartada, que pone en peligro su propia vida y al tiempo se enamora de ella.
Se la lleva a casa, pero le queda la duda de si realmente es culpable o no.
Pero por una vez en su vida y por esta ovasión, consigue todos los ingredientes para escribir una buena novela policiaca.
Este mínimo suspense, le da una cierta consistencia al film, hace que se mantenga el interés y dé lugar a equívocas, chispeantes y divertidas situaciones.
Posee escenas muy logradas, como la del sensual corte de pelo o el contraste cómico de la voz en off con las imágenes.
Bruce Beresford, director australiano afincado en el cine norteamericano, dirige con acierto, poniendo elegancia y equilibrio en las imágenes, adobadas con la buena música del francés George Delerue, con unos leves apuntes folclóricos.
Tom Selleck y la modelo Paulina Porizkova forman una buena pareja como los protagonistas de esta interesante historia.
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