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CRITICA
Por: PACO CASADO
Una temporada más la cinematografía francesa insiste en los problemas de la enseñanza pública en su país, como ya lo hicieron con anterioridad otros colegas de Thomas Lilti.
Benjamín Barrois es un profesor joven, novato, sin experiencia alguna, que acepta un puesto de trabajo como suplente en el Instituto Victor Hugo una escuela secundaria, bajo la presión de sus padres.
Sacó el doctorado con su propio esfuerzo, sin el apoyo de becas al estar necesitado de dinero.
Al cubrir esta sustitución en la difícil asignatura de Matemáticas, aprenderá las dificultades que encierra el trabajo de esta profesión y la decadencia a la que ha llegado el sistema de la enseñanza pública, afectada de falta de recursos de manera crónica en ese país.
No obstante espera que sus solidarios y comprometidos colegas veteranos le echen una mano y le ayuden a desempeñar su difícil labor ante los díscolos alumnos que se encuentra en su clase que no le hacen mucho caso dada su insultante juventud, ante la solidaridad de los docentes.
Esta producción reivindica de alguna manera la profesión de maestro en la educación, ya que supone una base fundamental en la estructura de cualquier país del mundo y una base para cualquier sociedad.
Aunque Benjamin de alguna manera sea el protagonista, pero se trata más bien de una película coral en la que participan los diversos profesores que componen la plantilla de la escuela y en la que a través del desarrollo de la narración vamos conociendo el problema que tiene cada uno en el aspecto personal, con su pareja, otro con su rebelde hijo, la familia rota, la distancia al trabajo, el traslado a otro instituto, uno que se plantea el problema de un alumno que lo ha denunciado por haberlo agredido, o el colectivo de alumnos que no le presta mucha atención a la asignatura, etc.
Al final se replanteará si continuar con la que en principio es su vocación, en un empleo en el que tiene las ventajas que no poseen otros, con sus pros y sus contras.
Todo ello compone el argumento de este film con un relato bastante realista del grupo de docentes, que nos acompañan desde nuestra más tierna infancia, que nos inculcan los valores que nos servirán a lo largo de nuestra vida, además de las materias a estudiar que nos ayudarán también a formarnos como personas.
El cineasta francés Thomas Lilti, se ha encargado de escribir esta historia en la que comienza con el arranque de un nuevo curso escolar y la llegada del novato profesor a ese instituto de París enclavado en los barrios bajos.
Como en sus anteriores largometrajes, en los que abordaba la profesión médica, dado que él estudió Medicina, y así lo expuso en 'Hipócrates' (2014) y 'Un doctor en la campiña' (2016), ahora lo hace con los profesores en esta nueva cinta dotándola del mayor realismo posible y comprometido con la profesión de la que trata, que cada vez está menos valorada, centrándose en los profesores, que sin embargo luchan con las dificultades que encuentran en su camino aferrados a su vocación en la que no sólo tienen que trabajar con los alumnos, sino que también hay momentos que se tienen que enfrentar con los padres que no siempre los apoyan y se ponen en defensa de los hijos a pesar de que saben que no llevan razón.
Los profesores son los portadores de la difícil misión de transmitir el conocimiento que deben compartir para que sea la base de la sociedad.
A lo largo de la trama critica las injusticias, los comités de disciplina, las inspecciones y los absurdos protocolos, así como la falta de apoyo y de recursos para los enseñantes.
Entre los profesores veteranos se encuentra François Cluzot y por la parte femenina Adèle Exarchopoulos.
Participó en la sección oficial del Festival de Beijing
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