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CRITICA
Por: PACO CASADO
Ron Shelton es un director que se caracteriza fundamentalmente por tocar los temas deportivos en sus películas.
Así lo hizo con el béisbol en 'Los búfalos de Durham' (1988), con la que debutó en la dirección, continuó con el mismo deporte en 'Ty Cobb' (1994), siguió con el mundo del baloncesto en 'Los blancos no la saben meter' (1992) y ahora se adentra en el golf con 'Tin Cup' (1996).
Como en las anteriores ocasiones y como suele ocurrir en este tipo de producciones, la anécdota es corta, mera excusa para la exhibición del deporte en cuestión con el consabido partido final donde se vuelca toda la emoción, sobre todo para los que entienden el deporte de que se trate.
Aquí nos cuenta la caída de un buen golfista que vegeta dando clases de golf en un perdido pueblo tejano hasta que encuentra una mujer de la que se enamora y es capaz, por ella, de volver a la actividad de la practica del deporte y enfrentarse a su mejor doble rival, por serlo en la competición y en el amor por la misma chica.
La primera parte es la más divertida y en la que se consigue la sonrisa y alguna que otra carcajada, con un tono sentimental, con aire de comedia intrascendente, mientras se vuelca la emoción en la segunda con el ya consignado partido de golf de la final de la más famosa competición de este deporte como es el U. S. Open, el torneo más difícil del mundo, de golf profesional.
Como en sus anteriores productos Ron Shelton consigue una artesanal y profesional puesta en escena y un trabajo correcto de los actores, llamando aquí la atención la presencia de un casi desconocido Cheech Marin, muy distinto su trabajo a cuando hacía la pareja Cheech y Chong.
Una producción entretenida para entendidos y aficionados en el deporte del golf.
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