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CRITICA
Por: PACO CASADO
En estos momentos no ocurre como hace unos años en que podíamos estar al día del cine inglés, porque últimamente estuvo muy absorbido por el norteamericano.
Pero parece que de nuevo está resurgiendo con identidad propia y no cree importarle demasiado las corrientes actuales de cine de acción, sino que se dedica a hacer ese cine de calidad que siempre caracterizó a las buenas películas británicas.
A Hugh Hudson, el director de 'Carros de fuego' (1981), que parece no prodigarse mucho, le sirve de base para este film la novela escrita por Sir Denis Forman, Son of Adam, que se inspira en la infancia del propio autor, pasada en un amplio caserón escocés en torno a su rica y extraña familia, compuesta por un loco inventor que es su padre, la madre, una abuela que es la dueña de la casa, un tío que llega con su joven novia francesa y demás criados y servidores componentes de la mansión.
La historia de esta extraña familia que crece en una finca británica dotada de una fuerte disciplina, está vista a través de los ojos de Fraser, el niño de diez años, que tiene una hermana mayor, que descubre un nuevo mundo en los secretos de los adultos antes de marchar al internado, especialmente a través de la relación con Heloise, la joven francesa novia de su tío Morris que le lleva discos de jazz o del aviador que aterriza en una explanada de la finca con noticias de lo que pasa por el mundo, mientras que el padre sigue con su fábrica de musgo y sus inventos, antes de que estalle la Primera Guerra Mundial.
Comedia divertida, llevada con buena mano por el director Hugh Hudson, con una notable reconstrucción de la época, un estupendo y amplio plantel de actores, fotografía de calidad y música adecuada, que hacen que resulte un grato recreo para los ojos y el espíritu.
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