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CRITICA
Por: PACO CASADO
Esta película tiene un planteamiento inicial que se puede considerar de los más clásicos del género dentro de las corrientes que circulaban en el mismo en la década de los años cincuenta.
El film recuerda, aunque sin llegar a su altura, por supuesto, a 'Solo ante el peligro' (1952), de Fred Zinneman.
Presenta la llegada a una de las ciudades en formación del Oeste lo que podíamos llamar "un revólver de paz", cuya misión consiste en imponer el imperio del orden y la ley a tiro limpio, lógicamente.
A la pequeña y dura ciudad de Sheridan, llega un forastero llamado Clint Tollinger en busca de su mujer que lo ha abandonado y es contratado por la ciudadanía como pistolero, para que se deshaga de los hombres de un terrateniente que ocupan sus tierras tratando de quedarse con todo el territorio, y los expulse, aceptando por ello la cantidad de 500 dólares.
Al llegar encuentra que la señora del salón resulta ser una vieja amiga suya.
Dentro del habitual género del Oeste, aunque con menos tópicos de los que son frecuentes, y en una línea de acción rápida, esta cinta distrae sin otras aspiraciones.
No hay en ella ninguna lección moral, ni cualquier otra idea más elevada.
Sólo la satisfacción del instinto de defensa: matar para que no te maten.
Sin grandes pretensiones ni especiales alardes en su realización, el director Richard Wilson consigue fácilmente su propósito, resultando una película aceptable, agradable y entretenida dentro de las del género western.
El guion de N.B. Stone jr. y Richard Wilson es hábil y está bien llevado.
La fotografía en blanco y negro de Lee Garmer es estupenda y en cambio la música de Alex North nos resulta algo vulgar para ser de un compositor tan prestigioso.
Posee una floja interpretación de un Robert Mitchum y una Jan Sterling perfectamente inexpresivos, amparados por un buen reparto de secundarios.
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