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CRITICA
Por: PACO CASADO
Las producciones de Walt Disney, tanto las que hizo en vida como las que han hecho después sus continuadores, tienen un sello característico.
Partiendo de que todas van dirigidas a los niños, ya sean en dibujos animados o con personajes reales, por lo que es fácil distinguir una cinta de esta marca.
Estos estudios son por lo general bastante fieles a actores y directores que, casi siempre, se repiten en las distintas películas.
Pero es que temática y esquemáticamente, siguen siempre un mismo patrón.
Es sencillo, pues, saber en pocos minutos cómo va a discurrir una de estas películas.
Entre otras cosas porque son argumentos lineales y asequibles a la mentalidad infantil.
Por otra parte, los animales, siempre tienen un papel importante, ya que el niño se acerca o se identifica más fácilmente con ellos.
Aquí, por ejemplo, es un candidato a fiscal del distrito el que, por medio de un anillo perteneciente a los Borgia, se convierte a cada paso en perro, lo que dificulta o ayuda su labor según los casos para luchar contra el malvado fiscal al que trata de deponer.
Si partimos de la base de la infantilidad del tema y admitimos estas premisas, la película funciona, siempre que no se le pida más altura y nivel que éste.
Robert Stevenson, veterano realizador y vieja gloria de los Estudios Disney, ya fallecido, efectúa con oficio su trabajo.
Igual podíamos decir de Dean Jones, Suzanne Pleshette y Keenan Wynn, actores que suelen ser habituales en estos largometrajes.
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