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CRITICA
Por: PACO CASADO
A pesar de una buena parte de la filmografía de Werner Fassbinder ya es conocido en España, aún quedaban algunas de sus primeras películas por venir.
Esta es la décima de su filmografía y la séptima que rodó en los setenta y como casi todas ellas el signo de la improvisación se hace patente en el propio largometraje.
Se decía que Fassbinder tenía facilidad para rodar rápidamente y hacer de igual modo los guiones al mismo tiempo que era barato rodando (esta película contó con un millón de marcos de presupuesto), pero es que viendo esta película se explica todo fácilmente.
Con una situación base, como es la del rodaje de una película y la espera del director y un dinero que no llega, se reúnen en un hotel los actores y el personal técnico, en los que no existe ningún escrúpulo moral y muchos de ellos son homosexuales, por lo que las relaciones entre ellos en estos momentos de espera son abundantes en sexo.
En la película se nota la improvisación y con frecuencia se nota que el propio Fassbinder, protagonista a su vez, no sabe que hacer, rodando escenas inconexas, en un guion casi inexistente, que cuenta más con la presencia de una serie de actores que con la interpretación de los mismos, en escenas estáticas e histéricas de los mismos sin que nos conduzca a ningún resultado final claro.
Así es el cine de Fassbinder de su primera época hasta lograr la fama con "Las lágrimas de Petra Von Kant" y cintas posteriores.
En el film está latente el homosexualismo del director.
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