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CRITICA
Por: PACO CASADO
Al cine norteamericano le ha dado últimamente por adaptar guiones de películas francesas de éxito, pero hay diversas formas de hacerlo.
En algunos de los casos esos films, hechos con cuatro perras, son convertidos en superproducciones de muchos millones de dólares de lo que resultan cintas muy espectaculares y, a veces, mejoradas por el potencial económico invertido en sus producciones.
Otras, en cambio, como es este el caso, se limitan a fusilar fielmente el guion sin apenas transformación alguna en el argumento o en la puesta en escena, más que las que se derivan de un cambio de paisaje o su ubicación en una ciudad norteamericana.
'Un indio en París' (1994), se ha convertido aquí en un indio en Nueva York y en lugar de subir a la torre Eiffel, lo hace a la estatua de la Libertad, pero todo lo demás es prácticamente igualmente copiado.
Otra variante en este caso son los actores y aquí la comedia está concebida para el lucimiento de los dos cómicos principales del reparto, los patosos actores Tim Allen y Martin Short, que hacen de las suyas amparados en un sosito Sam Huntington, que ha perdido la gracia y la picardía del niño francés que hacía en el original galo.
La película sigue conservando por tanto la buena idea original, pero desaprovechada en la puesta en escena de John Pasquin, así como la crítica a la vida moderna, llena de materialismo y estrés, mientras se olvidan otros valores más importantes como los hijos y la familia.
El film, como el original, hace pasar el rato, pero poco más se obtiene de él.
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