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CRITICA
Por: PACO CASADO
Esta historia está contada previamente en el libro Pájaro blanco de la norteamericana Raquel Jaramillo Palacio, escritora que suele dedicarse a la literatura juvenil, que tuvo un gran éxito en su publicación y que ahora se ha volcado al cine como una muestra de acto de bondad que puede perdurar para siempre.
De esta misma autora ya se había hecho una versión fílmica de otra novela anterior, 'Wonder' (2017) protagonizada por un niño de 10 años que tenía una deformidad en el rostro.
En aquella película ya aparecían algunos personajes que vuelven a tener protagonismo en esta que comentamos Alas blancas (2023), cuyo guion está basado esta vez en la novela Pájaro blanco de la misma escritora.
Uno de los que vuelve es Sara, célebre pintora, la abuela de Julián Albans, que entonces tenía 12 años y en ésta ya ha cumplido los 18, que aquí recibe la visita de su abuela, que llega desde París, que le narra su propia historia, que supone el argumento de este film.
La abuela le cuenta que cuando era una niña judía en la Francia ocupada por los nazis, durante la Segunda Guerra Mundial, éstos invadieron la escuela católica del pueblo y se llevaron a todos los niños judíos, pero ella logró escapar.
Encontrada en el bosque por Julien Beaumier, un compañero tullido, con el que todos se metían y se burlaban de él, la acompaña a su casa y la esconde en el granero para que no la vieran los vecinos que podían denunciarla, jugándose así su vida y la de sus padres, mientras que los de Sara están en paradero desconocido.
Cada día le lleva la comida y le trae las lecciones para que siga el curso de los estudios y así se convirtió en su salvador de la ocupación nazi durante la Segunda Guerra Mundial y en su mejor amigo.
Esta emotiva película está dirigida por el realizador alemán Marc Foster, afincado en el cine de Hollywood, donde ha hecho producciones de varios géneros, como se puede ver por algunos de sus títulos, como 'Monster's Ball' (2001), ganadora del Oscar para Halle Berry o 'Quantum of Solace' (2008) sobre una aventura de James Bond, que igual filma un drama, una infantil o una comedia, lo que se suele considerar un director todo terreno.
La narración está en este caso a cargo de la abuela, encarnada por la veterana Helen Mirren, que aparece interrumpiendo su historia, de la que saca algunas enseñanzas para su nieto, como la amistad, el amor, la solidaridad en un tiempo peligroso como en el que sucede la historia, como fue el momento del Holocausto judío.
Tiene una buena puesta en imágenes, con un trabajo interesante de los jóvenes protagonistas amparados por los actores adultos, narrada con honestidad y sin caer en momentos lacrimógenos al tiempo que es una lección para los espectadores más jóvenes para que conozcan algunos horrores del pasado como la injusta persecución de los judíos a cargo de los nazis durante el Holocausto o la importancia de tener una buena educación y el tratar con cariño a los demás, no sólo a los de su familia sino también a un pobre inválido como el protagonista, ayudándole en lugar de burlarse de él o maltratarle cruelmente.
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