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CRITICA
Por: PACO CASADO
El género negro ha perdido la costumbre de contar las historias de forma lineal y por lo general suele complicar los guiones hasta convertirlos en auténticos rompecabezas, que no son comprendido en su totalidad hasta que en la última secuencia encajan todas las piezas.
Slevin es un joven con mala suerte.
Su casa ha sido declarada en ruina, su novia le traiciona con otro y para cambiar de aires se marcha de Los Angeles a Nueva York a casa de su amigo Nick, donde vivir tranquilo una temporada.
Pero a poco de llegar es atracado en el aeropuerto y en el apartamento confundido con su amigo que debe dinero a El Jefe, un capo de la mafia en competencia con El Rabino, antiguos compañeros y ahora en dura lucha por dominar la ciudad.
A cambio le propone cometer un crimen, matar al hijo homosexual de El Rabino, para saldar su elevada deuda, y así El jefe cumple su venganza por el asesinato de su hijo.
Por medio anda Goodkat, un implacable asesino a sueldo, y Lindsey, la atractiva vecina de origen oriental, que guarda un secreto, con la que tiene un romance.
El responsable del habilidoso guion, en cierto modo estrella de esta historia, es el debutante Jason Smilovic, aunque con alguna experiencia en televisión, que a base de saltos atrás explica algunos antecedentes de la historia que termina anudando bien con el sorprendente final, aunque nos oculte alguna acción del pasado en la que reside la sorpresa.
El escocés afincado en Hollywood, Paul McGuigan, director de 'Gángster nº 1' (2000), 'The Acid House' (1998), 'El misterio Wells' (2003), 'Obsesión' (2004), rueda de manera impecable, con la suerte de tener a sus órdenes un estupendo reparto al que saca todo el partido posible, obteniendo así un thriller más que interesante que mantiene el interés de principio a fin.
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