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CRITICA
Por: PACO CASADO
Continúan las aventuras del desaliñado reportero Eddie Brock y su sembionte esquizoide alienígena Venom en esta tercera secuela, las dos primeras datan de 2018 y 2021, y ahora esta de 'Venom. El último baile' (2024) en la que ambos se han dado a la fuga, ya que están perseguidos por sendos mundos y cada vez están más cercados y abocados a tener que tomar una determinación que sea definitiva y devastadora que hará que caiga el telón sobre el último baile entre ellos.
La película trata de terminar esta trilogía cuyo protagonista es el actor Tom Hardy al frente del reparto.
El guion de Kelly Marcer sobre el personaje de Eddie Brock, creado en 1984 por Todd McFarlane, trata de poner fin a esta trilogía realizada hasta ahora gracias a los taquillajes que hicieron las dos entregas precedentes, una vez más con una acción explosiva, muy esperada por los espectadores y fans juveniles de esta saga, como lo hicieron en las dos historias anteriores.
Está llevada cabo a un ritmo desenfrenado para ocultar así sus defectos.
Si las dos piezas anteriores nos parecieron bastante deficientes esta no le va a la saga e incluso creemos que la supera, con un guion bastante caótico, algo que ya sucedía también en las entregas precedentes, en el que las acciones se repiten siempre en busca de exhibir cada vez más los efectos digitales, eso sí muy conseguidos y bien elaborados, pero es que con eso sólo no se construye un film, con un villano que no logra enganchar en ningún momento al espectador, si no es fan de la serie, que entonces si se divertirá con lo que ve, aunque no tenga mucho sentido.
A los seguidores no les parecerá bien que no sea larga en metraje, pero los demás estarán agradecidos a que así sea este completo disparate que con más metros hubiera dado lugar a que fuera mucho peor.
En ocasiones la trama toma un aspecto de comedia que sustituye de alguna manera el tono épico de la aventura, lo que hace que el propio protagonista no se tome muy en serio esta historia como igual le ocurre a los espectadores.
En esta ocasión, una vez más, la realización corresponde a Kelly Marcel, actriz y guionista inglesa, convertida en directora, como ya lo hiciera en los dos títulos anteriores de esta serie, una vez más con Tom Hardy de protagonista, que esta vez ha participado también en la creación del guion, lo cual no hace que mejore.
Esta tercera secuela está por debajo del corto nivel conseguido en las dos anteriores, mucho más irregular y con un guion menos ajustado para el final de esta trilogía, tan rutinaria como los dos capítulos precedentes, ya que no añade nada nuevo a lo ya visto.
Una producción totalmente prescindible e innecesaria como no sea para buscar, una vez más, el máximo producto en la taquilla.
Esperemos que, como dice el título, sea la última entrega de esta horrible franquicia con final absurdo.
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