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CRITICA
Por: PACO CASADO
Cuando la escritora norteamericana Beverly Donofrio publicó en 1989 su autobiografía, James L. Brooks compró los derechos y once años después encargó a la directora Penny Marshall su realización
Las biografías suelen ser difíciles de hacer en una pantalla y máxime si se trata de una chica que vivió de forma tan intensa desde los 15 a los 35 años, tiempo que abarca este relato que se inicia en 1961 hasta 1981, los años de sexo, drogas y rock'n roll.
A esa temprana edad se quedó embarazada de un chico corto de entendederas y dada la presión de sus estrictos padres, contrajo matrimonio lo que, unido a su hijo, impidió continuar sus estudios y hacer realidad su sueño de convertirse en escritora. Tardó algo más dada la adicción de su marido a las drogas y tener que criar al niño sola.
Para interpretar este drama no había actriz más adecuada que Drew Barrymore, que también pasó su infierno desde pequeña con la adicción al alcohol, las drogas e intento de suicidio a corta edad. En este sentido es elogiable el trabajo que hace la pequeña de los Barrymore pasando de tan joven a una mujer madura con relativa facilidad. Está apoyada por dos veteranos como James Wood y Lorraine Bracco, así como la estupenda recién llegada Brittany Murphy.
Pese a que la dirección de la irregular Penny Marshall no pasa de discreta, el relato interesa, gracias a un guion que pone de relieve el esfuerzo de superación por conseguir una meta.
La estupenda selección de buenas canciones que se incluyen en su banda sonora, junto al vestuario y el maquillaje, contribuyen a marcar el paso del tiempo.
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