|
CRITICA
Por: PACO CASADO
Una vez más la sobriedad y seriedad del cine inglés se pone de manifiesto al contarnos esta historia real, sucedida en Inglaterra en 1943, durante la Segunda Guerra Mundial, que recoge en su novela Robert Harris, que mezcla con otra de ficción, la de Tom Jericho, un inteligente matemático experto en descifrar los códigos de los alemanes para comunicarse con sus submarinos.
En la película se elige el momento en que un convoy de barcos de mercancías aliados cruza el Atlántico con diez mil pasajeros y suministros de comida, asediados por submarinos nazis, cuando en ese momento cambian las claves de comunicación y hay un tiempo limitado para poder dar con las mismas y salvar la situación, lo que podía haber cambiado el curso del mundo.
Está también el relato del tímido protagonista, enamorado de Claire, una mujer que desaparece y se convierte en principal sospechosa de ser una espía infiltrada.
Esa herida se va cicatrizando con la colaboración que encuentra en Hester, una compañera que le ayuda en su investigación y amiga de Claire.
La dirección corre a cargo del artesanal pero eficaz Michael Apted, que pone un cuidado extraordinario en la ambientación, que dirige el film con la sobriedad y el ritmo necesario en estos casos en que se asemeja más a los títulos clásicos de antaño de este género que los trillados de ahora, cuajados de acción y efectos especiales.
Aquí toda la inteligencia reside en la trama y en el guión que hace con profesionalidad el dramaturgo Tom Stoppard, oscarizado por 'Shakespeare in love' (1998).
Estupenda la labor de Dougray Scott y no menos la de Kate Winslet, o la de Jeremy Northam, arropados por la música de John Barry que aumenta la capacidad de las imágenes, sin subrayarlas en exceso, y el notable uso del technicolor que sugiere al de las cintas de aquella época.
MÁS INFORMACIÓN DE INTERÉS
BANDA SONORA
CÓMO SE HIZO
VIDEO ENTREVISTAS
AUDIOS
PREMIERE