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CRITICA
Por: PACO CASADO
Los americanos con tal de continuar con un nuevo personaje del cine de terror son capaces de darle la vuelta a la historia, resucitar al personaje aunque haya muerto o volver a comenzar por el principio.
Con 'Candyman' (1992) se unió un nuevo personaje a la galería del cine de terror y a decir verdad no surgen muchos que tengan auténtica garra como para competir con los clásicos, Drácula, Frankenstein, El hombre lobo etc.
Por ello un especialista en el género como es Clive Barker se ha reinventado la historia precedente de aquella primera película, como justificación para volver a la pantalla a Candyman sin tener que llamarlo cinco veces ante un espejo.
Tan sólo ha tenido que contarnos los antecedentes, el origen que dio lugar a aquella otra historia, como ya ocurrió en otra ocasión, esa vez en un film del Oeste, 'Los primeros golpes de Butch Casidy y Sundance' (1979), que era el origen de 'Dos hombres y un destino' (1969).
Aquí se nos dice que Candyman se enamoró de una chica mientras que le pintaba su retrato y al quedar embarazada, sus amos blancos, le cortaron el brazo con que la dibujó, motivo por el cual lleva en lugar de mano derecha un garfio con el que mata a sus enemigos.
Ahora de nuevo aquel mítico personaje negro de dos metros de altura, surgido del profundo Sur de los Estados Unidos vuelve con el carnaval de Nueva Orleans de fondo, con afán de venganza, para darnos un nuevo o anterior capítulo de esta serie de terror, en la que una vez más hacen presencia los efectos especiales y la casquería al uso, hecha con cierta corrección, pero previsible en muchos momentos.
Cinta reservada a los amantes del género.
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