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CRITICA
Por: PACO CASADO
Esta es la historia de una familia que cree haber sufrido la persecución de un espíritu maligno durante un gran número de años.
La angustiada madre vive con sus dos hijos gemelos, Nolan y Samuel, en una aislada cabaña en el interior de un profundo bosque, en compañía de su perro Coda.
El entorno que les rodea y su propia seguridad, se va a volver a poner en peligro cuando uno de los niños se le ocurre preguntar a la madre si el mal que les persigue es real.
La vivencia en la soledad del bosque y el hecho de no relacionarse con persona alguna, hace que se aferren los unos a los otros.
Ante el miedo de esa creencia de estar bajo la influencia de un espíritu maligno, la madre les ha hecho creer que no deben salir solos de la casa y para evitar mayores peligros les ha acostumbrados a que deben atarse con una larga cuerda cuyo extremo está fijo en el interior de la cabaña y así pueden volver con la seguridad de no perderse.
De esa manera salen a cazar con una ballesta y a proveerse de alimentos para su supervivencia.
La madre les ha hecho creer que son las únicas personas que hay en el mundo y que no hay nada, ni nadie, más allá de los límites que se alcanza con la vista.
La recomendación de la madre a diario es de que nunca se suelten, lo que da título también a esta curiosa historia, que da un giro insospechado el día en el que aparece por su entorno un excursionista que se ha despistado preguntando algo...
Este relato trata de la protección familiar y hasta dónde llega el miedo a lo sobrenatural.
El comienzo es intrigante, pero conforma avanza se desfonda.
El irregular cineasta francés Alexandre Aja es el encargado de poner en escena el guion escrito por KC Coughlin y Ryan Grassby, director, eminentemente comercial, del que recordarán otros títulos suyos como la nueva versión de 'Las colinas tienen ojos' (2006) del film de Wes Craven o 'Infierno bajo el agua' (2019), que aquí nos ofrece esta especie de curioso thriller psicológico que si bien resulta algo original, finalmente no se sostiene la insólita situación que nos presenta, ni que sea posible, a pesar de sus inesperado giros argumentales.
La interpretación corre a cargo, fundamentalmente de la oscarizada actriz Halle Berry, que no es este su mejor trabajo, pero sale airosa y de los dos jóvenes actores infantiles Anthony B. Jenkins y Percy Daggs IV, que hacen creíbles los personajes que interpretan a pesar de su edad.
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