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CRITICA
Por: PACO CASADO
Volver a ver el cine de Alfred Hitchcock en pantalla grande es como un respiro con respecto al cine que se hace hoy.
Se basó para este film en un relato de Cornell Woolrich de corte policiaco, en el que un fotógrafo de prensa lesionado, ha de guardar reposo en una silla de ruedas, mientras observa por la ventana a sus vecinos y va analizando a cada uno de ellos, tipos muy diferentes, perfectamente definidos a los no que solemos oír lo que hablan, únicamente les vemos.
La cámara no sale apenas de la habitación, lo que engendra dificultades para no aburrir, pero el maestro del suspense las supera y en ningún momento cansa al espectador.
El buen guion de John Michael Hayes, adornado con agudos diálogos y con buenas dosis de puro cine, logra un climax de intriga que desemboca en un suspense de calidad.
La música muy ajustada y la fotografía formidable, unidas a la maestría de la puesta en escena de Alfred Hitchcock hace que logre una de sus películas más interesantes.
En la interpretación descuella la excelente labor de James Stewart, al que prácticamente no abandona la cámara en ningún momento, desenvolviéndose con su habitual soltura y naturalidad.
Complemento ideal es la belleza y el trabajo de Grace Kelly, una de las rubias preferidas del mago del suspense, y la veteranía de la actriz Thelma Ritter.
Fueron nominados al Oscar la dirección, el guion, la fotografía y el sonido.
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