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CRITICA
Por: PACO CASADO
Es la serie más rentable de la historia del cine y también la más larga, ya que ésta es la número 19 de las películas auténticas, sin contar 'Casino Royale' (1967) ni 'Nunca digas nunca jamás' (1983).
A pesar de que sus características esenciales han evolucionado, especialmente en James Bond, es muy difícil sorprender como era al comienzo.
Siguen los inventos de Q y esperamos el momento en que son utilizados, los coches más sofisticados y los relojes más modernos, siempre de marcas conocidas que se aprovechan del éxito para vender al tiempo que se hace publicidad de la película.
Como ya no hay guerra fría se elige un tema de actualidad, esta vez el petróleo, en el que un antiguo espía soviético, ahora terrorista internacional, quiere meter la mano.
Las chicas siguen siendo explosivas, aunque aquí Sophie Marceau hace un personaje más complejo y cerebral, con una belleza mucho más delicada, girando todo en torno a ella, que lleva el peso dramático de la historia.
Una mujer que trata de mostrar su poder y ejecutar su venganza. Las bellezas exóticas son Denise Richard y Grazia Cuccinota, hacen la parte de más acción.
Pierce Brosnan encarna con eficacia, por tercera vez, a un Bond menos machista, más sutil y vulnerable, que conserva su gusto por las mujeres, los martinis, el champán, los casinos y los coches. Su personalidad nunca cambia, mientras que Robert Carlyle nos parece un malo un tanto descafeinado, que no está a su altura, y que comparte su maldad con otro de los personajes.
Michael Apted, para no ser especialista en el género de acción, se defiende bastante bien en esa clase de escenas, llevándolas a cabo con pulso impecable y aportando mayor dramatismo, pero es entonces cuando el interés languidece.
No faltan los momentos espectaculares, los efectos especiales y digitales, ni los escenarios exóticos típicos de estas cintas.
La banda sonora de David Arnold se surte en exceso de los temas básicos de John Barry, de sobra conocidos, y el resto pasa desapercibido, como ocurre con la canción de los títulos de crédito de comienzo.
La serie denota un cierto cansancio pero aún así James Bond continuará, no cabe duda.
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