Título: | UNA DAMA EN PARÍS | |
Tit. Orig.: |
UNE ESTONIENNE Á PARIS | |
Nacionalidad: | FRANCIA, ESTONIA, BÉLGICA, 2012 | |
Dirección: | ILMAR RAAG | |
Guión: |
IMAR RAAG, AGNÉS FEUVRE, LISE MACHEBOEUF |
|
Fotografía: |
LAURENT BRUNET |
|
Música | DEZ MONA | |
Interpretes: |
JEANNE MOREAU, LAINE MÄGI, PATRICK PINEAU, CORENTIN LOBET, ITA EVER, FABRICE COLSON, PIRET CALDA, HELENE VANNARI, AGO ANDERSON |
|
Censura: | AUTORIZADA PARA TODOS LOS PÚBLICOS | |
Duración: |
94 MINUTOS |
---|
Por PACO CASADO
Tras pasar por los festivales de Seattle y Locarno 2012, certamen este último en el que ganó el Premio de la Oficina Católica Internacional del Cine (OCIC), llega a las pantallas españolas con tres años de retraso esta entrañable historia sobre la soledad, la senectud y la emigración.
Si alguien dijo alguna vez que la juventud es una enfermedad que se cura con el paso de los años, la vejez tan sólo se soluciona con la muerte.
La historia que se nos cuenta es la de Frida Murat, una rica y anciana señora estonia que emigró a Francia hace muchos años y ahora se encuentra con que la cuidará una joven emigrante de su país de origen llamada Anne.
La película tiene un prólogo que se desarrolla en un pueblecito de Estonia, donde se produce la muerte de la madre de Anne y se queda sola, después de cuidarla durante los dos últimos años tras su divorcio hace quince.
Tiina, su hermana, le llama para comunicarle que hay un puesto de cuidadora de una señora en París y ella, que habla francés, debe aprovecharlo, ya que siempre soñó con conocer esa ciudad.
Frida está sola, ha intentado suicidarse y necesita que alguien la vigile y la cuide, por ello Stephane Bourdet le ha requerido sus servicios.
La verdad es que la autoritaria señora tiene un mal carácter, está amargada, es orgullosa y al principio no sólo intenta despedirla sino que la humilla tratándola con desprecio.
Son dos caracteres totalmente opuestos, la humildad de Anne frente a la extravagante y mundana en otro tiempo, Frida en el que tal vez fue una diva capaz de conquistar a cualquier hombre.
El ser infeliz no le da derecho a ser tan cruel con los demás como se porta de forma inaguantable con Anne sino también con unos antiguos compañeros del coro donde cantaba cuando era más joven hace veinte años que van un día a visitarla.
Esto provoca que esté sola, que nadie vaya a verla, pero no debe culpar a los demás de esa soledad, ya que ella se la ha buscado.
A lo largo del lento desarrollo, como corresponde a esta historia, vamos conociendo algo más del pasado de Frida, de Stephane y de las relaciones que mantiene con Anne, que poco a poco va asimilando su presencia en la casa y hasta parece que llega a congeniar con ella.
La dirección corre a cargo del joven director estonio Ilmar Raag que hace con éste prácticamente su tercer largometraje, modesto y sin pretensiones, que lleva a cabo con el ritmo adecuado y necesario en esta clase de drama, que a la hora de hacer el guion se inspiró en lo vivido por su propia madre que en este caso sería el personaje de Anne.
En la interpretación asumiendo el protagonismo la siempre estupenda Jeanne Moreau, a pesar de sus muchos años, que sabe hacerse la antipática en el papel que le ha correspondido en este caso que constituye uno de los lados del triángulo que forman con ella Laine Mägi, como una tímida y apocada Anne, que le da una buena respuesta, como así mismo Patrick Pineau como Stéphane, en unos personajes cargados de humanidad y sentimientos.
https://cineymax.es/criticas/96964-una-dama-en-paris#sigProIdab2af5186b