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CRITICA
Por: PACO CASADO
Esta película presenta el drama de tres hermanas de Ramala, cristianas, solteras y aristocráticas, Juliette, Violet y Antoinette, que no han asimilado la nueva realidad de la ocupación israelí y la emigración en masa de la aristocracia palestina, que luchan por sobrevivir.
Para ello se encierran en la mansión del título, agarrándose a la nostalgia de sus pasadas glorias, incapaces de asimilar la realidad de la ciudad y la huida en masa, hasta que llega Badia, su sobrina, criada en un orfanato, a la que acogen con recelo por ser hija de un matrimonio mixto, de musulmana y cristiano, que con su fogosa juventud cambia sus aburridas existencias e inyecta vida a esa anquilosada comunidad, muy al pesar de sus ocupantes.
Juliette, la mayor, impone un rígido régimen dictatorial y rutinario en la casa, con un severo y estricto horario de costumbres. Por su actitud recuerda a la madrastra de Cenicienta.
Se quedó soltera, tras estar comprometida, para cuidar de sus hermanas a la muerte de su madre, por lo que vive amargada.
Para quitarse la carga de Badia le enseñan buenos modales, francés y piano para que pueda así obtener un novio que sea de buena familia.
Encuentra oposición en Violet cuyo marido, un hombre viejo, se murió al poco de casarse y no quiere que Badia sea mejor que ella. El problema surge cuando la sobrina se enamora de un chico del campo de refugiados y solo Antoinette está de su parte.
La tres hermanas tratan de obtener la dignidad perdida al serle arrebatadas sus tierras tras la Guerra de los Seis Días en 1967, aferrándose al pasado y con miedo a los cambios, mientras rumian sus secretos, resentimientos y fracasadas historias amorosas.
El film recuerda a la obra teatral de Federico García Lorca 'La casa de Bernarda Alba' por ese clima cerrado e irrespirable que viven la tres hermanas solteronas cuya única preocupación es la de mantener una buena reputación y cazar al marido ideal y rico para su sobrina.
Con la llegada de ésta se produce un choque generacional de difícil solución ya que a las traumadas hermanas se les ha parado el reloj, pero la chica tiene la juventud de sus apenas 19 años y el futuro por delante.
Tras hacer el guion de 'Los limoneros' (2008) de Eran Riklis, y anteriormente el de 'La novia siria' (2004), la guionista palestina con pasaporte israelí, Suha Arraf, debuta en la dirección de un largometraje de ficción con este melodrama familiar claustrofóbico que investiga sobre la mujer en el mundo árabe con un tono algo y deprimente, con una narración firme y lineal.
Una cinta bien rodada e interpretada, transmitida con veracidad en una sobria realización elegante, bastante clásica que no desmerece de su labor como guionista, aspecto en el que hace una crítica al sometimiento de la mujer, con una buena fotografía y ambientación a lo que contribuye muy bien el vestuario a dar la época en que sucede la acción de este drama humano protagonizado por mujeres en un ambiente claustrofóbico con convenciones caducas.
Pasó por el Festival de cine de Venecia y fue Nominada en el Festival de Hamburgo al talento joven.
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