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CRITICA
Por: PACO CASADO
'Sinister 2' es la continuación de la anterior entrega, 'Sinister' (2012) pero gira en torno a la historia de una nueva familia. Después de que Ashley Oswalt descuartizara a su familia y desapareciera con Mr. Boggie, Courtney Collins se muda con sus dos hijos gemelos de nueve años, Dylan y Zach, a la casa donde sucedieran los asesinatos, cometidos por los niños poseídos, para escapar de su abusivo marido, Clint.
En esta ocasión se ha cambiado de dirección, siendo el encargado de llevarla a cabo el realizador irlandés Ciarán Foy, que hace aquí su segundo largometraje, limitándose el director de la anterior, Scott Derrickson, a coescribir el guion y producir esta secuela, una más del montón, peor que la anterior.
Lo que no se ha cambiado es el esquema, ya que la nueva familia, en este caso desestructurada, está compuesta por la madre, Courtney Collins, y sus dos hijos, Dylan y Zachary, que huyendo de su maltratador marido se han refugiado en la casa de una amiga en la que anteriormente había sucedido la matanza de una familia.
Un detective privado llega para investigar lo que ocurrió y los defiende del marido que pretende llevarse a los pequeños, uno de ellos tiene tremendas pesadillas y apariciones de niños que le obligan a ver horribles películas de los macabros sucesos ocurrido en la casa y sus alrededores, ya que le dicen que así se librará de las terribles pesadillas.
De nuevo se recurre al truco ya gastado de las cintas olvidadas que por cierto vuelven a ser terribles no ya por lo que muestran, que no dejan ver, debido a la mala filmación de las mismas con la ya habitual mareante cámara a mano que ocupan bastante más metraje del deseado, siendo además de un increíble el hecho de que los "aparecidos" niños obliguen al chico a bajar al sótano a verlas ¿son reales, apariciones o pesadillas?.
Una tomadura de pelo próxima al ridículo con un final insatisfactorio que provoca la risa en algunos momentos.
El guion es bastante confuso dentro de la sencillez de la trama en la que se hace también referencia a una serie de ritos ancestrales de la mitología del diabólico dios Bugul o Bughuul, una deidad de la antigua Babilonia, devorador de niños, para conservar su inmortalidad, algo totalmente inventado por los guionistas.
La historia no aporta nada a la de la anterior, tan solo es volver a lo mismo, a repetir esquema para seguir produciendo dividendos en taquilla, con cuatro sustos aislados a lo largo de una proyección muy deficiente debido a una oscura fotografía ya que muchos momentos de la acción se producen por la noche.
El problema de esta clase de producciones baratas es que los diez millones que tenía de presupuesto ya casi los ha triplicado únicamente con el mercado de la taquilla americana, por lo que se seguirán haciendo esta clase de film baratos y rentables..
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