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CRITICA
Por: PACO CASADO
Retrato íntimo de la activista paquistaní Malala Yousafzai expuesto en un documental cargado de buenas intenciones.
Es la historia de esta chica inteligente y valiente, de 17 años, la más joven ganadora del Premio Nobel de la Paz en 2014.
Malala fue víctima de un atentado el 9 de octubre de 2012 en Mingora (Pakistán), cuando tenía tan sólo 15 años, herida en la parte izquierda de su cabeza por una bala disparada por un talibán cuando regresaba a su casa en el Valle de Swat (Pakistán) en su autobús escolar, lo que le dejó la parte izquierda de la cara paralizada.
Tras ser operada en Inglaterra salió milagrosamente bien, a pesar de que sus padres no creían que saldría adelante, donde se afincó posteriormente y se dedicó a la defensa de la educación de las niñas en su país en el que los talibanes han destruido ya más de cuatrocientas escuelas.
La película se adentra en la vida cotidiana de la joven y de su familia, mostrando la relación que mantiene con sus hermanos, su padre Ziauddin y sus apasionados discursos en la ONU, entre otras cosas, como dedicarse a la defensa de la educación de las jóvenes en todo el mundo o como cofundadora del Fondo Malala.
Está amenazada de muerte por los talibanes si regresa algún día a su país y a pesar del atentado recibido confiesa no guardarles rencor, ni odio, porque su religión le invita a perdonar.
El film rodado durante año y medio en distintas partes del mundo a donde fue Malala para darse a conocer y difundir su discurso, al tiempo que muestra la convivencia con su familia, su deseo de divertirse como cualquier adolescente, respetando siempre las normas de sus costumbres y creencias, pero siempre en defensa de la libertad.
Se trata claramente de una cinta demagógica de propaganda de lo que hace Malala, con una intención didáctica que, por otra parte, está muy bien, ya que todos tenemos derecho a la educación, pero el padre, un culto profesor y activista político, es un manipulador y seguramente fue él quien le escribió los discursos, que ella los expresa con gran soltura y desparpajo, y con las ideas muy claras.
Está realizado por Davis Guggenheim, ganador del Oscar por su anterior documental 'Una verdad incómoda' (2007) y se auxilia de imágenes extraídas de documentales, noticias de televisión y de bastantes escenas de animación creadas por Jason Carpenter para representar algunas cosas del pasado de las que no se disponen de la educación de Malala, explicar el origen de su nombre o de expresar algunos otros argumentos con cierta sencillez marrativa, interesando más por el contenido que por la forma cinematográfica.
En el subtítulo que encabeza esta crítica se expresa todo el pensamiento, la filosofía e ideología que defiende Malala.
Ganó el premio del público en el Festival de cine de San Diego.
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