4 Mayo 2023. El FCAT invita al público a una sesión de cortos programada por Ery Claver dentro de la retrospectiva que celebra los 20 años del FCAT.
El director de Guinea Conakry, Thierno Souleymane ha inaugurado con su filme, Au Cimetière De La Pellicule (El cementerio del cine) la extensión del Festival de Cine Africano en Ceuta. Esta otra pantalla del festival se celebra hasta el 4 de mayo en colaboración con el Campus ceutí de la Universidad de Granada, la Facultad de Ciencias de la Salud de Ceuta, la Fundación Premio Convivencia y la Consejería de Educación y Cultura de la Ciudad Autónoma de Ceuta.
El Centro Cultural Estación del Ferrocarril, ubicado en la antigua estación de tren que unía Ceuta y Tetuán -un edificio que tiene su espejo en la estación tetuaní, también convertido en espacio para la cultura- acogerá las proyecciones cada tarde a las 19 h. con entrada gratuita hasta completar aforo.
Acompañado por la directora del FCAT, Mane Cisneros, Souleymane propone la búsqueda, a través de una road movie de la película fundacional del cine guineano. En el documental se cuenta la historia de Mamadou Touré, de quién se dice que dirigió la película Mouramani (que nadie hoy ha encontrado ni visto), considerada como la primera película realizada por un cineasta negro francófono, en contra de lo que cuenta la historia oficial del cine del continente.
El director, que aparte de participar en el coloquio ceutí protagonizó el martes en los Aperitivos de Cine del FCAT en Tarifa, habló del lugar de Guinea Conakry donde “durante 20 años se quemaron bobinas de películas y se enterraron”, relató. “El discurso del cine se ha perdido en Guinea. Pero lo mismo ocurre en muchos otros lugares del mundo, que está desapareciendo por la tecnología y los ordenadores”.
En cuanto a la pregunta que plantea su documental sobre si Netflix puede salvar el cine africano, el realizador ha comparado la plataforma de streaming con la comida rápida y ha dicho que “aunque el cine sea una industria no es una industria de vehículos”. En opinión de Souleymane, “que Netflix vaya a hacer producciones en África no hará que cambien las cosas. Al final, será una pérdida de calidad para la sociedad”.
El cementerio del cine es el retrato en múltiples capas de un país que se cree que desempeñó un papel pionero en el cine africano, pero que redescubre solamente la importancia del cine y los archivos para su identidad cultural y su historia.
El FCAT ceutí continuará el día 3 con la proyección de la keniana Shimoni (El hoyo), de Angela Wanjiku Wamai y estreno del FCAT, una ficción que aborda la cuestión del perdón, y, sobre todo, del perdón a uno mismo. Y, por último, el día 4, será el turno de Gardien Des Mondes (Guardián de los mundos), de Leila Chaibi. Un documental tunecino, sobre un hombre instalado en un cementerio donde vigila a los muertos y observa a los vivos El festival ha invitado este martes a su público de Tarifa a la sesión de cortos que ha programado el cineasta angoleño Ery Claver para la sección retrospectiva 'Es al final de la vieja cuerda que se teje la nueva', que busca establecer un diálogo entre las obras maestras del pasado y las películas del presente.
El festival ha dado carta blanca a una serie de cineastas y expertos para elegir sus dos obras de referencia en el cine africano, tanto de antes como de ahora. El director de Nuestra Señora de la tienda del chino ha elegido cuatro cortometrajes de su país, Angola, tres realizados por jóvenes realizadores y otro de 1983.
Este último es Nelisita, de Ruy Duarte de Carvalho, donde crea una ficción en la que el propio pueblo actúa y escenifica sus leyendas. Se convierte así en el pionero de este cine “artesanal” realizado con medios muy precarios pero con espíritu de militancia.
Los tres cortos producidos en 2022 son Museu de Manifestações, de Irene A’mosi, que hace una denuncia pública y reivindica los derechos de las personas con discapacidades físicas. Azul Luanda, donde Gegé M’Bakudi retrata con gran dignidad y delicadeza las almas y los sueños de libertad; y Lola & Mamie Um fragmento de amor, de Resem Verkron, un retrato de la masculinidad en su peor versión. Los tres cortos tienen en común la corta edad de sus directores (22 años) y su talento prometedor lleno de imaginación y exuberancia creativa.
Por otro lado, la sección Las tres orillas de esta edición del FCAT ha proyectado el cortometraje de terror ganador del Festival Nacional de Guinea Ecuatorial (FENACI), Hola, Mariano, de los directores Mariano Oyono Anda Mangué y Raúl Chardi Garcés. Un estreno mundial en el espacio de Santa María que ha contado con la presencia de Mariano Oyono. La sesión tiene el apoyo de Casa África en colaboración con los Centros Culturales de España en Malabo y Bata, dependientes de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo, AECID. La historia de este micro-corto gira en torno a un grupo de jóvenes deciden jugar a la ouija, invocando a un espíritu de una leyenda urbana, el cual comienza cobrándose la vida de cada uno de los invitados.
En la misma sesión se ha proyectado otro corto, Et le grand trou noir oú je voulais me noyer (En el gran agujero negro donde quise ahogarme), con la presencia de su directora, Fabienne Kanor en este estreno en España y en Marruecos. La obra ahonda en el asunto de las personas migrantes en Almería, poniéndolo en paralelo con relatos históricos de esclavitud. Las travesías hacia una Europa fantasma.
Entre las proyecciones del martes en Tarifa, ha estado la última del cineasta ruandés Kivu Ruhorahoza, una de las jóvenes promesas del cine africano. En Father's day, que compite en Hipermetropía, se centra en el patriarcado en crisis de su país. En la sección retrospectiva la cineasta keniana Hawa Essuman ha devuelto a las pantallas de Tarifa con su carta blanca el filme This is not a burial, it's a resurrection, de Lemohang Jeremiah Mosese, cineasta de Lesotho, otra de las grandes esperanzas africanas, que formó parte del jurado del FCAT el año pasado.