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CRITICA
Por: PACO CASADO
¿Quién ha dicho que el cine del Oeste ha muerto?. Sí es verdad que no se produce con la misma profusión con la que se hacía décadas atrás, pero sigue siendo un género que está vivo y tal vez con algunas característica un poco diferentes, pero sigue teniendo vitalidad incluso renovada, como se demuestra en 'La venganza de Jane' (2015).
Jane Hammond es una mujer de carácter fuerte que vive junto a su marido Bill, uno de los bandidos más temidos de la ciudad. Cuando éste se vuelve contra su propia banda, el despiadado John Bishop decide acribillarle a balazos y Bill regresa a casa casi moribundo, con cinco heridas de balas en la espalda.
Tanto él como su mujer saben que la banda de forajidos, dirigida por Bishop, no tardará en volver, pues le exigen a Bill que termine el trabajo que le habían encomendado.
Jane, tras poner a su hija pequeña a salvo, armándose de valor, decide ir a por ellos, sirviéndose de la ayuda de Dan Frost, su ex amante y enemigo de su marido, al que no ha visto en más de diez años, con el que tendrá que enfrentarse a la numerosa banda en una batalla de infarto por la supervivencia.
Esta película es la vuelta al western, que si no es redonda es porque tiene algunas escenas, como los sentimentales flash backs que son de lo más flojo, que pesan en esta historia dura, con una violencia extrema, cuyo título original es tal vez más adecuado, Jane tiene una pistola, aunque en el fondo el español tampoco le va mal ya que es la venganza de esta mujer, que recuerda a otra heroína del Oeste de igual nombre, Jane Calamity, un personaje muy interesante, pero también lo es el de Dan, el hombre que la quiere pero al que Jane no esperó tras dos años de guerra creyéndole muerto y no se casó con ella, o el delincuente Bill que le salvó la vida que es el marido herido, y por supuesto el de Jane que interpreta Natalie Portman como protagonista y productora de esta cinta en un papel confeccionando a su medida en el que está muy bien como siempre y con unos secundarios muy eficaces entre los que se encuentra Ewan McGregor en el personaje del despiadado Bishop.
Es un film muy curioso, entretenido y espectacular con una visión femenina del lejano Oeste que sin aportar nada nuevo muestra un tono más humanista y esperanzador que el crepuscular del western que se hace últimamente, en el que se muestran sentimientos no sólo de venganza sino también de lealtad y de esperanza, entre otros.
El western es como los libros de caballería para los americanos, en el que se lucha por una serie de valores que aún perviven en la sociedad de su país que posiblemente sea uno de los motivos por lo que sigue estando vivo.
Es una pena que haya sido un fracaso en la taquilla americana.
Está dirigido por Gavin O'Connor, uno de los directores del momento actual que ha ido creciendo más conforme avanzaba su filmografía con títulos como 'El milagro' (2004), 'Cuestión de honor' (2008), hasta llegar a éste en el que a pesar de las dificultades encontradas durante su rodaje demuestra que tiene buen gusto a la hora de elegir los encuadres con una puesta en escena bastante estética y eficaz, llevada a buen ritmo, que demuestra una gran veracidad en todas y cada una de las escenas, a lo que ayuda la estupenda fotografía de Mandy Walker que saca buen partido del paisaje donde se enclava la acción de este sólido western.
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