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CRITICA
Por: PACO CASADO
Dentro de la moda de exhibir documentales se recupera ahora este de 1999 que fue candidato al Oscar a la mejor película de habla no inglesa presentada por Nepal y ese mismo año ganó dos César del cine francés, a la mejor fotografía y banda sonora.
Está producido por el actor francés Jacques Perrin que ya conocemos dos interesantes muestras de este género documental, 'Microcosmos' (1996) y 'Nómadas del viento' (2002).
Esta vez es un documental al que se le ha añadido una mínima acción dramática, tal vez para que fuera más asequible, pero que no hacía falta.
En un pueblo perdido en la región de Dolpo, al noroeste de Nepal, sus habitantes sólo tienen como medio de riqueza la sal, que anualmente van a intercambiarla por grano para subsistir.
El drama surge cuando el hijo del jefe muere en un accidente y era él quien había de conducir la caravana de yaks.
Quien ha de sucederle se anticipa a la fecha tradicional de salida y los jóvenes le siguen, en cambio los mayores prefieren esperar al viejo jefe y salir en su día.
Él recurre a su hijo, recluido en un monasterio budista, para que le ayude.
Los peligros que asechan por el camino constituyen toda la emoción de este relato, que posee una gran belleza en su fotografía, actores no profesionales que se comportan como si lo fueran y una estupenda banda sonora de Bruno Coulais que les acompaña todo el trayecto.
La dirección demuestra un gran conocimiento del medio y hace una crónica del triunfo del espíritu de este pueblo.
Gran Premio del Festival de Autrans. Premio del público en el Festival de Canberra. Gran Premio, el del público y especial mención estos dos últimos para Bruno Coulais en el Festival de Ghent. Premio Visión Europa en el Festival de cine Iberiamericano de Huelva.
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