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CRITICA
Por: PACO CASADO
Hay muchas comedias románticas con la temática de chico conoce a chica entre los que nace el amor, pero otra historia surge cuando la relación amorosa se deteriora, la vida pierde el encanto para la pareja y termina en divorcio como ocurre aquí.
Participante en el Festival de cine español de Málaga 'El futuro ya no es lo que era', donde pasó con más pena que gloria, no se sabe si es una comedia o un melodrama de autoayuda en la que Dani Rovira nos descubre otras facetas de sí mismo encarnando a Carlos, un tipo que se desdobla en dos, un vidente de aspecto estrafalario llamado Kar-El y un padre de familia divorciado, que no se lleva bien con su ex mujer, ni con su madre y que apenas ve a sus hijos, que se gana la vida como tal en una televisión local, que se verá en una diatriva cuando deba decidir al ofrecerle un suculento contrato un canal nacional para ser adivino del futuro de los famosos en un exitoso programa y posiblemente hacerse rico o atreverse a luchar por su sueño de toda la vida.
Pero algo inesperado precipita los acontecimientos.
El director Pedro Luis Barbero ya nos había ofrecido como película de su debut 'Tuno negro' (2001) codirigida con Vicente J. Martín, con resultados mediocres y con ésta que comentamos nos presenta su segundo largometraje, primero en solitario, y a fe que ha empeorado ya que en lugar de ir hacia adelante, como el futuro de su film en el que Carmen Maura lo define como "el pasado que se ha hecho mayor", no le ha ocurrido a él lo mismo como guionista y director ya que el nuevo producto esta vez ni es una comedia, ni es un drama, o una mezcla imposible de ambos, en el que a lo largo del mismo trata de darnos lecciones constantemente sobre la relación para con los hijos, la homosexualidad, la tolerancia, la sexualidad, que no agarran en el espectador en ningún momento, que no tiene fuerza, ni ritmo.
El guion es un puro disparate, sin sentido, pretencioso, que introduce algunos monumentos de Oviedo, donde está rodado.
La dirección es de una torpeza sin igual, hasta lograr uno de los mayores desastres del cine español de los últimos tiempos.
Cuando un actor cómico tiene éxito se quiere explotar esa faceta y el malagueño Dani Rovira trata de defender su personaje pero resulta poco menos que imposible con ese disfraz que le han puesto, estando mejor cuando es él mismo.
No hay más que ver el cartel que tira de espaldas por horroroso, ya que con esa promoción puede arruinar la carrera del actor. Mal amigo debe ser quien le haya aconsejado hacer esta cinta.
Contrasta el aplomo y la serenidad de una madura Carmen Maura en el papel de la madre y encontramos fuera de onda a Carolina Bang, que no se cree su personaje, ni tiene química con el protagonista.
Una ¿comedia? aburrida, sin gracia, plana, sin interés en ningún momento, que hemos visto en mucho tiempo. Y para colmo larga lo que se hace más interminable e insufrible.
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