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CRITICA
Por: PACO CASADO
Tras pasar por los festivales de Austin (Texas), el de terror de Molins de Rei (Barcelona) y el de Almería, llega a las salas comerciales 'La madriguera' (2016), ópera prima de Kurro González.
Aborda la historia de Carlos, un afamado escritor que sufre una crisis de creatividad debido a un triste suceso, perdiendo la inspiración y las ganas de escribir encerrado en su casa.
Con el objetivo de cumplir los plazos de entrega de su nueva novela, su editor le facilita una ayudante, en la joven Caterina, que admira su trabajo, que también hace sus pinitos como escribiendo algunos cuentos, lo que es una oportunidad para ella de aprender a su lado. Cuando el escritor se habitúe a ella no querrá dejarla marchar.
Según el director ha querido hacer una película sobre el miedo que todos tenemos a algo, pero la verdad es que no acabamos de verlo en el argumento que nos cuenta, salvo el que le coge la chica a Carlos cuando se ve secuestrada y de que en algún momento pueda cometer una atrocidad con ella.
La tensión crece cuando Caterina descubre que está encerrada y tiene que hallar una solución de la que en principio parece que es imposible salir.
Viendo este film se nos vino a la memoria otro de una situación muy similar en cuanto a su argumento, aunque el punto de partida y las motivaciones sean algo diferentes como era 'El coleccionista' (1965), de William Wyler, con Samantha Eggar y Terence Stamp.
Una vez que Carlos comete el delito del secuestro ya no hay vuelta atrás y el interés de la historia está en ver cómo Caterina trata de burlar la vigilancia y saltarse todos los impedimentos para poder conseguir finalmente la libertad, los intentos que hace y las cosas que inventa para ponerse en contacto con el exterior para que alguien le ayude y lo denuncie a la policía.
Esto es lo que mantiene mínimamente el interés que, por otra parte, la solución final bien podía haberla tomado ella mucho antes, pero entonces no tendríamos historia.
La actuación de Carlos, no se justifica más que por el triste acontecimiento que le perturba y del que se podía haber sacado partido mostrando lo que sucedió para mejor comprensión por parte del espectador y se rompería así un poco el sofocante ambiente claustrofóbico que inunda toda la historia a lo que contribuye las reducidas dimensiones de la casa.
Cinta realizada en Almería con un corto presupuesto con escaso número de actores entre los que destacan la debutante en cine Adriana Torebejano que está bien en el personaje de Caterina, mucho mejor que el inexpresivo Francisco Conde como Carlos en los que recae todo el peso argumental ya que la intervención de los restantes actores que intervienen es prácticamente episódica y ocasional.
La realización del valenciano Kurro González está más preocupada de la estética que de atar bien los cabos de la trama.
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