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CRITICA
Por: PACO CASADO
Inquietante película francesa inspirada en un hecho real que vivió de niño François Ozon sobre el que elucubra un desarrollo que nunca conoció.
Marie y su marido Jean pasan sus vacaciones en la playa de Las Landas. Mientras ella duerme en la arena él desaparece. Ella, que es una persona vital, debe afrontar una nueva vida pero no desea asumir la muerte de su esposo y se agarra a la duda para no perder la esperanza.
El film es una experiencia vital, una visión personal de un hecho en el que está presente el sufrimiento y el dolor.
Marie no acepta la desaparición de Jean y se inventa que sigue en su vida como autodefensa de la dura y cruel realidad.
Se niega a creer que haya muerto porque no le ha visto ahogarse. Después se refugia en París, sin perder la esperanza, recreando un mundo de imágenes fantasmales sobre las que caben muchas interpretaciones, ya que Ozon no hace distinción sobre si son verdad o fantasías de la protagonista.
Este melodrama de pocos personajes e intimidades al descubierto, retrato de la soledad de esta mujer, recupera a Charlotte Rampling, actriz de fina sensibilidad, que soporta el peso de la cinta, con un buen apoyo en Bruno Cremer y Jacques Nolot, en los que la impersonal dirección tiene una gran ayuda, pero pierde el ritmo y no logra que nos creamos el clima de misterio creado al que le falta la fuerza y convicción suficiente para captar al espectador.
Mejor actriz Charlotte Ramplin en los premios Grownups para cine.
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