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CRITICA
Por: PACO CASADO
Dentro del ciclo de cine cubano que el 42 Festival de cine Iberoamericano de Huelva dedicó a este país, se proyectó 'Fátima o el parque de la fraternidad' (2014) que supone el debut en la dirección del actor Jorge Perugorría.
También en Cuba hay actores que se pasan a estar detrás de las cámaras para dirigir sus películas. En este caso lo hace un actor tan popular tanto allí en su país como aquí en España como Jorge Perugorría al que cariñosamente sus amigos le llaman Pichi.
Se atreve a poner en imágenes una historia basada en un cuento de Miguel Barnet, que fue premio Juan Rulfo, que es prácticamente un monólogo, del que el guion saca un notable partido quedando éste reducido a muy pocas ocasiones de la trama, sin cambiar la sustancia del original literario aunque, lógicamente, modifica algunos aspectos al adoptar el lenguaje cinematográfico.
Cuenta en esencia lo que le sucede a Manuel García, al que suelen llamar Manolito, un chico que tiene una gran tendencia homosexual, algo que el padre no admite, que haya ningún miembro de su familia con esa condición, motivo por el que lo maltrata en este aspecto, frente a la defensa que obtiene por parte de su madre.
Tras terminar sus estudios de contable se marcha a La Habana donde encuentra un buen trabajo.
Pero su idea y vocación es llegar a ser artista y tras conocer a su novio se convierte en Fátima, la reina de la noche, nombre que adopta como apelativo artístico al actuar como travesti y cantante, ya que dice que de pequeño se le apareció la Virgen de esa devoción, a la que se encomienda junto con esta otra de la Virgen de la Caridad del Cobre, llegando a triunfar y ganarse la vida como tal, y mantener económicamente a Vaselina, el hombre al que ama, no sin tener que hacer frente y superar muchas dificultades derivadas de sus decisiones, que rellenan el argumento de esta historia de esta persona que vive la angustia de estar atrapada en un cuerpo masculino cuando tiene la condición de mujer, que sufre por buscar su propio yo y que lucha por aceptarse y ser feliz.
Bien contada por parte de Jorge Perugorría como director debutante que hace su ópera prima con un trabajo excepcional que lleva a cabo Carlos Enrique Almirante, uno de los actores jóvenes cubanos con más proyección entre los de su generación, apoyado por la veteranía de Mirtha Ibarra.
Es de destacar que el cine cubano aborde un tema como éste en un país donde aún existe la homofobia y con un régimen tan opresivo como el que existe en Cuba, haciendo un retrato de estos seres que piden ocupar el lugar en una sociedad que se lo niega.
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