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CRITICA
Por: PACO CASADO
Cuando en el cine se descubre una fórmula de éxito todos van a copiarla para aprovecharse de ella mientras siga produciendo beneficio. Así ha ocurrido con 'Ocho apellidos vascos' (2014) y su consiguiente secuela y ahora parece que vuelve a ocurrir con la francesa 'Dios mío ¿pero qué te hemos hecho?cho?' (2014) de la que parece que se beneficia este tercer largometraje del director madrileño, criado en Málaga, Álvaro Díaz Lorenzo, que debutó con 'Café solo o con ellas' (2007) a la que siguió 'La despedida' (2014).
Gregorio es un banquero muy conservador, de derechas, muy del Real Madrid y gruñón cuya esposa María fallece repentinamente en un accidente de tráfico por ir mirando el móvil por la calle y éste tendrá que cumplir su última voluntad, que es esparcir sus cenizas en el Guadalquivir.
Para llevar a cabo su tarea, Gregorio deberá pasar un fin de semana en Sanlúcar de Barrameda con sus hijos.
Es un señor intransigente e intolerante al que sus retoños no le han salido como él tenía previsto que fueran, lo que se convierte en una cruz para él, que sobrellevaba gracias a su mujer que a veces lo ponía firme.
De esta manera, tendrá que convivir con Jordi, el novio de su hija Sandra, un catalán muy culé, y con Leo, el de Alicia, un hippy antisistema.
Además, su hijo Carlos, con el que lleva meses sin hablarse por haber salido del armario, se presenta con su novio Eneko, un vasco, gay y negro, de origen senegalés, pero nacido en Bilbao.
La comedia con tono de humor es un canto contra los prejuicios, a favor del amor y la amistad, que comienza presentándonos a los personajes, para después convertirse en una especie de road movie y terminar en Sanlúcar de Barrameda donde se desarrolla la mayor parte de la entretenida trama muy coral, llena de tópicos y situaciones que son previsibles que, a veces se nos va anticipando lo que va a ocurrir, pero no por ello dejan de tener menos gracia, provocando en muchas ocasiones la franca carcajada.
Funciona mejor cuando se trata de hacer reír que cuando al final se pone un tanto sentimental para cerrar cada una de las situaciones que se han provocado en esos días de estancia en la playa.
Propone que debemos ir adaptándonos a los cambios que se van produciendo en la sociedad con las nuevas generaciones lo que supone para algunos un gran sacrificio al no haber modificado sus métodos y forma de vida desde que nacieron.
Dirigida correctamente y con un buen reparto, se puede convertir en la auténtica comedia del verano.
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