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CRITICA
Por: PACO CASADO
Carlos Saura es indiscutible un director que tiene un puesto en la historia del cine en general no sólo del español.
Es uno de esos directores que son capaces de retratar con igual fidelidad un mundo propio y un mundo colectivo y social.
Así, en su filmografía encontramos a partes iguales un retrato de sí mismo, su infancia, sus obsesiones, su familia, y una imagen nítida de la España de su generación, desde la postguerra hasta hoy.
Con un estilo inconfundible que ya definió en 'La caza' (1965) y perfiló en 'Peppermint frappé' (1967), ha ido matizando su temática, cuidando en lo formal sus películas a la vez que testimoniaba una expresión social, política e íntima en films como 'La madriguera '(1969), 'El jardín de las delicias' (1970), 'Ana y los lobos' (1973) o 'La prima Angélica' (1974).
Está el Saura de las cintas de José Luis López Vázquez (más testimonial y socio-político) y el de Geraldine Chaplin (más personal e íntimo) mientras 'Ana y los lobos' (1973) auna ambas corrientes.
En 'Cría cuervos' (1976) el director oscense ve de nuevo su mundo y su infancia y nos hace cómplices de su creación.
Su película es también documental e irónica, con una infancia nada tópica, sino llena de asperezas, dificultades y hasta cruel. Una buena dirección de actores que llega a su cumbre en la intuitiva Ana Torrent y en el trabajo de Florinda Chico.
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