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CRITICA
Por: PACO CASADO
Cuenta la historia de Teresa Godoy, una mujer de 54 años que siempre ha trabajado como empleada doméstica en una casa familiar en Buenos Aires.
Durante décadas se ha refugiado en la rutina de sus tareas del hogar, pero cuando la familia ya no puede pagarle y ha decidido vender la casa, su vida comienza a tambalearse, ya que no tiene más remedio que aceptar un trabajo que Rodrigo, el dueño de la casa le han conseguido en San Juan, una ciudad lejana, en casa de los suegros.
A pesar de que a ella no le gusta viajar, se sube a un autobús para cruzar el desierto y llegar así a su destino en esta especie de road movie con toques sentimentales.
En la primera parada pierde el bolso con todas sus pertenencias y ello hace que conozca a Miguel, al que apodan El Gringo, un solitario comerciante ambulante en cuya furgoneta cree que lo dejó y vuelve a recuperarlo.
La película, que es casi un mediometraje dada su corta duración, la suficiente para contar esta sencilla historia, con dos casi únicos protagonistas, que con su presencia son capaces los dos actores de rellenar toda la pantalla.
Entre ellos apenas pasa nada, pero ponen a flor de piel los sentimientos que van surgiendo entre estos dos seres solitarios faltos de compañía, de cariño y de amor, a pesar de que ya no son unos jovencitos capaces de enamorarse, pero sí de sentir algo el uno por el otro.
Son dos personas tan diferentes como marcan sus conductas, ella aferrada durante treinta años a un mismo lugar, él un hombre ambulante, siempre sin rumbo fijo, pero como se suele decir los de distinto signo se atraen y los de igual se repelen.
Es un film delicado, amable, emotivo, sobre la idea de la redención y la posibilidad de hallar el amor cuando se cree que ya no hay esperanza, caso de Teresa, un personaje fuera del tiempo y de lugar.
Una producción independiente, de espíritu naïf, realizada artesanalmente sobre la modestia y bonhomia de su protagonista interpretada por la actriz chilena Paulina García, recordada por su trabajo en 'Gloria' (2013), de Sebastián Lelio, por el que obtuvo el premio en el Festival de cine de Berlín.
Las novatas directoras hacen una realización esmerada, con trazos suaves, con sutileza, sin forzar, sabiendo elegir los planos, aprendido de los muchos directores con los que habían trabajado, narrada con la simpleza que el relato exige de la humildad de Teresa con la que el público conecta con facilidad y en la que el espectador tal vez encuentra alguna de sus vivencias.
Es la ópera prima de las directoras argentinas Cecilia Atán y Valeria Pivato que tras hacer su presentación en el Festival de cine de Cannes y en la Sección Horizontes Latinos en el Festival de San Sebastián y ganar el premio Cine en Construcción en el Festival de Tolouse se convirtió en la máxima triunfadora en el Festival de Cine Iberoamericano de Huelva al conseguir el máximo trofeo del Colón de oro, el Colón de Plata a la mejor actriz para Paulina García y el de mejor actor para Claudio Rissi que forman la pareja protagonista de esta cinta de emociones sencillas.
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