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CRITICA
Por: PACO CASADO
Unos días después de que un grupo terrorista hiciera caer las Torres Gemelas de Nueva York, el ejército norteamericano preparó un contraataque al país donde se alojaban los organizadores del atentado y planearon una misión suicida, cuyos hombres arriesgaron sus vidas.
El nombre fue el de Fuerza Operativa Daga, con un grupo de soldados de las Fuerzas Especial del Ejército, los llamados Boinas verdes, comandados por el capitán Mitch Nelson que unas semanas después del atentado fueron enviados a Afganistán a responder al ataque del 11-S.
Allí deberían aliarse y entenderse, a pesar de que sus maneras de pensar y de credo fueran diferentes, con las fuerzas locales del general Abdul Rashid Dostum, uno de los cabecillas de la Alianza del Norte, formada en 1996, para luchar contra un adversario común: los talibanes y Al Qaeda, en defensa de su libertad.
No se les ordenó ir, fue Mitch Nelson el primero que se presentó voluntario y a él le siguieron los hombres que formaban su antiguo equipo, recuperando así el mando tras haber sido destinado a trabajos de oficina, haciendo el sacrificio de abandonar a su familia para cumplir tan peligrosa misión.
En algunos momentos la lucha tuvo lugar cuerpo a cuerpo, otras usando caballos, como si de un western se tratara, para desplazarse de un lugar a otro, peleando en un combate desigual frente a un enemigo que le superaba ampliamente en número, contra tanques, lanzamisiles y siempre con el apoyo logístico de los superbombarderos americanos.
El guion, se basa en la novela de Doug Stanton 'Soldados a caballo: Una extraordinaria historia de guerra del siglo XXI', escrita a partir de entrevistas con supervivientes y recorriendo el terreno, publicada en 2009 y convertida en superventas, de la que se cambia los nombres reales para la ficción fílmica.
Elsa Pataky, casada con Chris Hemsworth en la vida real, hace también el pequeño papel de su esposa en la ficción.
Está dirigida por el danés Nicolai Fuglsig que cuenta lo que sucedió en el territorio afgano con esos miembros de las fuerzas especiales, en un producto artesanal falto de emoción.
Fuglsig fue antes fotoperiodista bélico y publicista, y tras debutar en la dirección con el largometraje de ciencia ficción 'Exfil' (2017), nos ofrece ahora su segundo título que realiza de manera correcta, dada la gran dificultad que ofrecía una acción bélica en los áridos y escarpados escenarios en los que se desarrolla.
Pero detrás tiene el respaldo de un productor como Jerry Bruckheimer, que es un especialista en esta clase de películas espectaculares de gran presupuesto, por lo que no se podía esperar más, sobre todo en la realización de las escenas bélicas.
El comienzo de esta historia nos traslada al 11 de septiembre del 2001 cuando se produce la destrucción de las Torres Gemelas de Nueva York que se puede ver a través de la televisión y el Gobierno americano decide enviar al citado equipo a Afganistán para ayudar a un Señor de la Guerra, en este caso, contra los talibanes.
Tal vez se le podía haber añadido algunos apuntes críticos sobre la situación política en Afganistán, acerca de la intervención de las diversas naciones en aquel país.
Como suele ocurrir en los films de guerra hay momentos en que se hace algo confuso, sobre todo en la relación de los Estados Unidos con los grupos guerrilleros y en las escenas de combate.
En otros resulta superficial y rutinaria, aunque rodada con eficacia.
Es simple, previsible, está basada en hechos reales, siendo algo maniquea y propagandista, con escenas de acción espectaculares, con un reparto que sobre todo en los secundarios está un poco desaprovechado y como viene siendo habitual resulta demasiado larga de metraje .
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