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CRITICA
Por: PACO CASADO
Elias Wakefield y su hijo pretenden atravesar la frontera de Kentucky en 1820 para poder comenzar una nueva vida en Texas.
Su integración en la comunidad que les recibe plantea a la familia diversos problemas.
A pesar de su telento como cazador, Elias no encuntra oportunidades.
La primera persona en tener un altercado con el recién llegado es el sheriff, quien le encierra en la prisión, pero una mujer le liberará de su cautiverio.
Actor de talento y carisma, Burt Lancaster produjo también muchas de sus películas y no fue extraño que tuviera discrepancias con los directores de sus films.
Por ello dar el paso adelante para dirigir él mismo era una decisión coherente en su trayectoria, demostrando que tenía sentido de cómo hacerlo y que sus personajes fueran de la manera más creíbles posible.
El crítico profesaba simpatía por Burt Lancaster, pero después de verle en 'El hombre de Kentucky' (1955), como director y actor, lo llegó a admirar todavía más.
Porque la dirección de esta película tiene una sencillez, una ternura y un realismo como no era frecuente ver en los westerns de aquella época.
Es un film del estilo de 'Marty' (1955), aunque los problemas, el ambiente y los personajes sean otros.
La originalidad del asunto radica en la humanidad con que están tratados los tipos, en la finura de los contrastes y en la ternura con que es llevado el personaje del niño.
La dureza y la crueldad de algunos tipos sin moral, contrasta con la serena honradez del padre, contrapunto siempre del bien y de la paz.
El protagonista, que con tan delicada flexibilidad interpreta Burt Lancaster, presenta algunos puntos de contacto con el de 'El hombre tranquilo' (1952), y el desarrollo de la obra es de la misma índole.
La música de Bernard Herrmann y la fotografía de Ernest Lazlo, son excelentes y cabe destacar el debut de Walter Matthau que con el paso de los años se convertiría en una gran estrella.
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