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CRITICA
Por: PACO CASADO
'La sombra de la ley' (2018) es una producción de acción que transcurre en los violentos años 20 del pasado siglo, en los que las calles de Barcelona eran sacudida por las luchas sociales, los desórdenes y el anarquismo, donde abundaban los enfrentamientos entre gángsteres, matones, pistoleros, policía corrupta, huelguistas y anarquistas, mientras que los negocios ilegales creían en la sombra, se cometían ajustes de cuentas y las mujeres reivindicaban su igualdad con los hombres.
En este ambiente de caos y corrupción se mueve el agente vasco Aníbal Uriarte, un hombre con un pasado oscuro debido a la guerra de Marruecos, que es enviado desde Madrid a la Ciudad Condal para meterse en una brigada catalana corrupta, saber de los movimientos anarquista y encargarse de una peligrosa misión: descubrir quién ha robado un cargamento de armas de un tren militar.
Allí tendrá ocasión de conocer a Sara, la hija de Salvador, el líder sindical, un hombre que reivindica hacer la huelga de forma pacífica, mientras que León es partidario de la violencia; ella es la cabecilla del movimiento feminista que le hará cuestionarse su papel a Uriarte.
Estas agitaciones sociales nos recuerdan el panorama actual de Cataluña con sus reivindicaciones independentistas, ya que parece que nada ha cambiado.
El director gallego Dani de la Torre se dio a conocer con la estupenda 'El desconocido' (2015), un interesante thriller lleno de suspense e interés de principio a fin, que supuso el mejor debut en la dirección de ese año.
Ahora nos ofrece su segundo largometraje con un ambicioso guion de Patxi Amezcua, inspirado en hechos reales, con una historia muy diferente, que al mismo tiempo le supone un reto personal para él como director, ya que se enfrenta a un relato muy distinto, aunque también tenga acción, pero mientras que en aquel era un personaje el que nos mantenía en tensión, aquí el guion hace que ese interés se diluya o distribuya entre varios.
E stá ambientada estupendamente, con una estética importante, en una época muy distinta y con un tono político turbio como telón de fondo, que en algún momento es algo complicado de seguir.
Esto hace que tenga uno de los mejores repartos de nuestro cine de los últimos tiempos con renombrados actores españoles que aunque no todos tengan un gran protagonismo, por lo que decíamos antes, que el interés bascula entre todos ellos, pero algunos hacen un trabajo realmente destacable, como es el caso de Manolo Solo, en el personaje de El Barón, un mafioso que regenta el music hall El Edén, con conexiones a todos los niveles, sobre el que recae un papel importante, que hace una interpretación digna de un Goya.
En el resto del estupendo reparto De la Torre vuelve a contar de nuevo con Luis Tosar como en su debut.
La película posee una ambientación magnífica de la época, en la que no se ha escatimado en ello, con lujosos escenarios de los cabaretes de aquellos años, coches antiguos de esos años, vestuario y decorados en una de las producciones más ambiciosas de nuestro cine de los últimos tiempos.
En este sentido recuerda a los films norteamericanos que transcurrían durante la Ley seca y similares, de gángsteres con metralletas y tiroteos en las calles, asaltos a los bancos, en la revuelta Barcelona de 1921 con manifestaciones anarquistas, reivindicaciones laborales, huelgas de obreros y división de opiniones a la hora de llevarlas a cabo.
La banda sonora tiene una constante presencia subrayando los momentos más violentos, mientras que en los minutos finales nos recuerda a las de Ennio Morricone con la voz de Ainhoa Arteta.
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