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CRITICA
Por: PACO CASADO
Ambientada en el Detroit de los años 80, en pleno apogeo de la epidemia del crack y la guerra contra el tráfico y el consumo de drogas, 'White Boy Rick' (2018) está basada en la conmovedora e increíble historia real de Richard Wershe Sr., un traficante de armas a pequeña escala, un padre divorciado tan embaucador como idealista, con su rebelde hija Dawn enganchada a las drogas y su hijo, Rick Wershe jr., un adolescente de 15 años, quien tras convertirse en informante encubierto de la policía, trabajó para el Gobierno Federal, llegando a ser el más joven confidente del FBI.
Pasado el tiempo se convirtió en un traficante de drogas, que tras ser abandonado por sus protectores y condenado a cadena perpetua, pero solamente cumplió 29 años de prisión.
Es la historia real de este hombre que se desvive por mantener unida a su familia, que aparece reflejada en esta película que se titula igual que el apodo que tenía el muchacho, que habla sobre la cara oscura del sueño americano, en un escenario en el que los valores familiares tratan de imponerse sobre la injusticia y la corrupción.
El guion, que cuenta tres años de la vida de Rick, trata temas como la injusticia social, los juegos de lealtades y traiciones, las desigualdades de clase y raciales.
Tras el colapso de la industria automovilística apareció una nueva subcultura de la violencia y el crimen organizado y la ciudad se vio inmersa en una espiral de asesinatos y tráfico de drogas.
El cineasta parisino Yann Demage, que adquirió su experiencia rodando cortos, documentales y varias series de televisión, es el director de '71, un film que trata sobre la problemática del Ira a través de un soldado inglés que es abandonado por su unidad tras un motín en la calles de Belfast, que fue su debut en el largometraje y ahora nos ofrece el segundo, 'White boy Rick' (2018) que ha resultado mucho más convencional.
La historia se desarrolla en Detroit, que se ha convertido en una ciudad fantasmal últimamente, tras tener unos años en los que la industria del automóvil estaba en todo su apogeo.
El chico es contratado por el FBI para desmontar una trama de blanqueo de droga en la cual estaban implicados políticos importantes como el propio alcalde de la ciudad Coleman Young, su cuñado y otros altos cargos.
Matthew McConaughey está estupendo, con un físico casi desconocido, y junto a él quitándole protagonismo el debutante Richie Merritt y en intervenciones más breves, dos veteranos, Bruce Dern y Piper Laurie, que interpretan los personajes de los abuelos del chico.
Lo que más sorprende de esta cinta es que se trata de una historia real, en la que llama la atención que un joven blanco se desenvuelva como pez en el agua entre los traficantes de color.
Generalmente los negros son los que iban a la cárcel por traficar con drogas y él fue el primer blanco en ser condenado por ese mismo delito tras ser traicionado por los que lo protegían y por los representantes de la ley para los que trabajaba como infiltrado en esos ambientes.
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