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CRITICA
Por: PACO CASADO
No es frecuente encontrar en nuestras pantallas una película de la cinematografía libanesa, aunque ya habíamos visto 'Caramel' (2007) , 'Y ahora adonde vamos?' (2011), de una de sus directoras más señeras, Nadine Labaki, de la que ahora nos llega su tercer largometraje 'Cafarnaúm' (2018), con una gran cantidad de premios.
Cuenta el viaje iniciático de Zain, un niño de 12 años, inteligente y valiente, que vive en la miseria más absoluta en las calles de Beirut, que sobrevive a sus peligros gracias a su ingenio, ya que es un chico muy despierto para su edad.
Huye del mal trato que le propinan sus padres, que no le dan de comer, como es su obligación, ni siquiera amor y cariño, que no les cuesta dinero.
Haciendo valer sus derechos, el crío, que rinde cuentas ante un juez tras haber apuñalado a un hombre, recurre a la justicia para demandarlos ante el mismo tribunal por el crimen de haberles dado la vida sin la menor posibilidad de otorgarle lo mínimo e imprescindible para poder sobrevivir.
Zain termina cuidando a Yonas el bebé de un año de Rahil, una chica refugiada etíope cuyo permiso falso de residencia le ha caducado y no tiene dinero para renovarlo, que termina apresada por la policía, siendo impresionante la forma en que los dos salen adelante.
Film de la directora libanesa Nadine Labaki, primera árabe que consigue estar nominada a los Oscar de Hollywood.
Cafarnaúm, según la directora, es el nombre bíblico de una ciudad donde vivó Jesús, pero también significa caos, miseria...
A través de la inocencia del pequeño protagonista esta cruda fábula intenta concienciar y emocionar al espectador de la pobreza existente en muchos lugares del mundo.
Narra la dramática historia como pocas veces se presentan las cosas con tanto realismo y eso es lo que logra esta vez.
Es la primera ocasión que se atreve con un desgarrador relato sobre la vida de los niños de la calle en su Beirut natal.
El guion, cuyo argumento es ficción, refleja casos reales, y toca temas como los niños maltratados, los inmigrantes sin papeles, el tráfico de personas, la corrupción social, la venta de niñas para matrimoniar, los permisos falsos, la falta de ayuda social, el tener hijos que ni inscriben y no saben ni la fecha de nacimiento, las víctimas del racismo, la violencia, la miseria, el abuso infantil, el no tener en cuenta los Derechos del niño, etc.
Zain un niño condenado a cinco años de cárcel por un crimen del que se defiende demandando a sus padres por haberles traído a este mundo sin contar con las mínimas condiciones para alimentarlo y darle una vida digna a él y tampoco a sus hermanas, todo un melodrama que conmueve por la dureza de las imágenes y las situaciones que nos presenta.
Ha sido atacada por una parte de la crítica que califica a Cafarnaúm, nombre de una aldea palestina maldecida por Dios según la Biblia, por su miseria, pero lo cierto es que historias como ésta suceden cada día en muchas partes del mundo y la solución no está en mirar hacia otro lado.
Está muy bien contada mediante los ojos del niño, un increíble actor para su edad, localizado en las calles de Beirut donde vivía en las mismas condiciones que el protagonista cuya mirada apela a los sentimientos del espectador.
Nadine Labaki hasta ahora había hecho sus dos títulos sobre la situación de la mujer en Oriente Medio, más amables, y aquí ha cambiado totalmente el estilo y ha estudiado la situación de los niños en los barrios extremos de miseria absoluta y cuyas familias se desentienden de ellos porque no tienen ingresos para darles de comer, y las niñas cuando tienen el primer período, las venden para casarse con hombres mucho mayores que ellas.
La cinta abusa de acumular momentos dramáticos que vive el chico en una historia tan dura, contundente y real, que si no es redonda al menos por denunciar esas situaciones merece la pena verla y conocer esos problemas, aunque no tuviera ningún mérito desde el punto de vista cinematográfico, que no es el caso.
El niño es más adulto que los mayores en su actuación con un trabajo del pequeño Zain Al Rafeea excelente, de un realismo impresionante, tal vez porque no hace más que reflejar algo que había vivido en sus propias carnes.
Nominada al Oscar, Globo de oro, Bafta, César. Naranja de oro a mejor película y actor (Zain Al Rafeea) en el Festival Antalya. Premio Asia Pacific. Premio del público en el Festival de Calgary. Premio del jurado, del público y Ecuménico. Mejor film y del publico en el F. Acadie. Premio del público en el F. de Ghent, Mill Valley, Noruega, Rotterdam, Sarajevo, St. Louis y Melbourne. Premio de la paz en Montreal. Mejor guion en Estocolmo. Premio del público al mejor cinta en Sao Paulo.
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