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CRITICA
Por: PACO CASADO
De un tiempo a esta parte la factoría Disney no se molesta en buscar ideas y argumentos nuevos, sino que se dedica a remozar los clásicos animados filmándolos con personajes reales.
Tras la última entrega de la nueva versión de Dumbo (2019), ahora le toca el turno a 'Aladdín' en acción real basado en el relato de John August, extraído de Las mil y una noches.
Aladdín es un joven soñador que vive en la calle con su mono Abú, pero pese a su extrema pobreza, sueña con poder casarse con una princesa.
Un día se tropieza en el mercado con una guapa chica que le hace creer que es la doncella de la princesa y se cuela sin permiso en palacio para verla, pero el villano Jafar, tras pillarlo, le obliga a que rescate una lámpara mágica de la Cueva de las Maravillas, al que aconseja no ceder a la tentación de robar ni una de las joyas que hay en abundancia, pues de lo contrario no conseguiría el propósito de hacerse con ella.
Su suerte parece mejorar a partir de ese momento ya que en la lámpara se esconde un genio mágico que tras ser liberado por Aladdín, le concede tres deseos por haberle salvado.
Es la historia de amor entre la princesa Jasmine y Aladdín y de la amistad de éste con el Genio de la lámpara, en este cuento popular realizado con una narrativa clásica.
Guy Ritchie, director de Revolver (2005), RocknRolla (2008) o Sherlock Holmes (2009), aquí cambia totalmente de género, en el que incluye comedia, drama, amor, canciones, bailes y efectos especiales, al que le ha dado un toque feminista, para estar al día, ya que la princesa Jasmine desea gobernar a su pueblo de Agrabah ante la vejez de su padre el Sultán y con la oposición del ambicioso y malvado Jafar, y así marcar la diferencia con el otro Aladdin (1992).
Es una emocionante adaptación en acción real del clásico de animación de Disney y cuenta la historia del encantador y pícaro callejero Aladdín, un ladronzuelo de buen corazón, la valiente y decidida Princesa Jasmine y del Genio que se convierte en la clave del futuro de la pareja.
Sorprende que esté dirigida por Guy Ritchie, un director habitual de películas de gángsteres y de acción, que trata de trasladar a la pantalla la original animada con pocas variaciones aunque con media hora más de metraje.
Sin embargo aprovecha su experiencia en dirigir films de acción y pone todo su saber en las estupendas persecuciones por las estrechas calles y azoteas de Agrabah y otras secuencias filmadas con una cámara muy dinámica, aunque no se desenvuelve tan bien en las escenas musicales o las intimistas.
Se han conservado las mismas canciones que compuso Alan Menken a las que le ha cambiado el ritmo, adquiriendo una nueva dimensión, con dos nuevas y también ha compuesto la banda sonora, con la suma de varios números musicales, parecidos a los típicos de Bollywood, que cantan y bailan el canadiense nacido en Egipto Mena Massoud y la inglesa de origen indio Naomi Scott, que no lo hacen mal.
Por su parte Willy Smith está muy histriónico y divertido en su papel del genio que anima bastante la historia.
En este caso se ha añadido un nuevo personaje femenino, la doncella Dalia, que no estaba en la anterior, encarnada por la humorista Nasim Pedrad que resulta agradable.
La historia de amor y amistad se mantiene donde la pareja protagonista, de estratos muy diferentes de la sociedad conservan la fe en ellos mismos, pero adaptada a los tiempos que corren en los que ella ya no es la típica princesa de cuento de hada, ya que desea casarse aunque no sea con un príncipe.
Esta nueva versión tiene un toque más feminista a tono con el correr de los tiempos, reivindicando la capacidad de la mujer para dirigir un país.
No aporta apenas novedades con la anterior pero resulta espectacular en decorados, vestuario y efectos especiales.
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