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CRITICA
Por: PACO CASADO
El personaje de Simbad tiene ilustres precedentes en sus adaptaciones al cine desde películas como Las mil y una noches (1942) con Jon Hall y Maria Montez a Simbad el marino (1947) con Douglas Fairbanks jr. y Maureen O'Hara o la famosa trilogía con la animación de Ray Harryhausen, por no citar otras de menor calado.
Ahora la factoría Dream Works de Steven Spielberg para su sexto film de animación encarga a John Logan, guionista de Gladiator (2000), una historia original en la que mezcla las aventuras con la fantasía y funde la mitología con las técnicas modernas teniendo siempre presente el espíritu de todas estas cintas que sobre este héroe salieron de los estudios cinematográficos de Hollywood.
Proteus y su amigo Simbad separaron sus destinos.
El primero siguió los designios de su padre, Rey de Siracusa, mientras que el segundo se convirtió en pirata y ladrón.
Acusado falsamente de haber robado el Libro de la paz, es condenado a muerte, pero en su lugar se queda Proteus que cree en su inocencia y con la ayuda de la prometida de su amigo, Marina, Simbad consigue arrebatárselo a la diosa del caos Eris, que habita en el lejano Tártaro, y salvar así a su amigo.
No faltan las aventuras arriesgadas en que pone a Simbad la diosa del caos en lucha con enormes monstruos marinos, elementos desatados de la madre Naturaleza, el pájaro de las nieves y una excursión por la superficie de una isla que tiene su sorpresa en mil y una aventuras que no desea nada que envidiar a los Simbad precedentes.
Una buena combinación la que se hace esta vez con los fondos y monstruos creados por ordenador, mientras que los personajes son dibujados a mano, lo que le da más flexibilidad en los dibujos, más naturalidad en los gestos y humanidad en sus comportamientos. Una cinta honesta, sin juegos subliminales, en la que triunfa la justicia y la amistad.
Dirigido por Tim Johnson (Hormigaz (1998)) tiene un gran dinamismo, con una espectacular banda sonora de Harry Gregson-Williams, que ya compuso las de Shrek (2001) y "Chicken run: Evasión en la granja (2000).
Una delicia para los pequeños que trae evocaciones de otros tiempos a los mayores.
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