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CRITICA.
Por: PACO CASADO
Antes en el cine español se pasaba a la dirección a través de la Escuela de Cinematografía o de forma artesanal haciendo de ayudante de dirección en las ocasiones que exigía el sindicato para otorgar el carnet.
Ahora lo más frecuente es hacer cortos o trabajar en la televisión.
Así no es extraño que los que pasan a dirigir largometrajes siempre tengan una cierta querencia a la pantalla electrónica.
Así ocurre aquí.
Como lo que triunfa en nuestra televisión son las comedias de situación, tipo Aida o Escenas de matrimonio, pues eso es lo que se lleva a las salas.
Pero no siempre triunfan, porque como ya hemos apuntado en otras ocasiones para ver eso uno se queda en casa, que además es gratis y se está más cómodo.
En esta ocasión los directores debutantes Peris Romano y Rodrigo Sorogoyen eligen las relaciones de parejas, analizan las distintas situaciones que se pueden dar e idean ocho cortos con ellas.
Ocho parejas viven sus respectivos romances, cada una a su manera y en una etapa diferente.
La primera cita, la sexualidad o la conveniencia son algunos de los conflictos que se plantean en esta comedia coral que supone para sus dos directores el debut en un largometraje, gracias a la cual obtuvieron el premio a la mejor ópera prima en el festival de cine de Peñíscola.
Finalmente se sacan de la manga un noveno momento que relacione a todos ellos de una manera o de otra, casi siempre familiarmente, y así le dan un carácter de largometraje.
Las películas de sketches dieron buenos resultados en otra época al cine italiano y no disimulaban que lo eran, pero los tiempos han cambiado y ahora la moda es el modelo de Vidas cruzadas (1993) de Robert Altman.
En la distintas parejas se reflejan la pasión, el tedio, la rutina conyugal, el ardor de la pasión en la juventud, el pasotismo, la ruptura, el reencuentro, la familia, el sexo, los celos, etc.
La diversidad hace que no todas las pequeñas historias estén a la misma altura, algunas tienen un punto de melancolía, otras más gracia, aunque a veces sea a base de sal gorda, unas están más logradas, con diálogos frescos y en tono desenfadado.
Sin dura el mayor gancho del film es el gran grupo de actores que se ha reunido para esta comedia coral con algunas de las estrellas del cine y la televisión española con más tirón comercial del momento.
En casi todas hay actores destacados que constituyen el extenso reparto de categoría que es la envidia de cualquier debutante, aunque alguno tan sólo haga un simple cameo, caso de Belén Rueda.
En ellos han confiado los novatos directores que han puesto ambición, pero falta pretensiones en los resultados, con algún decaimiento del ritmo.
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