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CRITICA
Por: PACO CASADO
Darren Aronofsky se lanzó a hacer su segunda película cuando Eric Watson, el productor de su sorprendente ópera prima, Pi. Fe en el caos, le dio a leer la novela de Hubert Selby jr., autor de Última salida a Brooklyn, que también fue llevada al cine.
Este es un cuento negrísimo, con algunas pinceladas de humor, cuyos personajes, que aspiran a la felicidad, van derechos a una espiral destructiva por dos tipos de drogas diferentes.
Sara es una mujer madura que está enganchada a la televisión. Un día recibe una invitación para participar en su concurso favorito y adopta un tremendo plan de adelgazamiento que le está quitando la vida. Por su parte su hijo Harry y su novia se la quitan pero por ser adictos a otra droga más peligrosa como es la heroína.
El film tiene una estética muy visual, con un abusivo uso de la cámara subjetiva y un montaje arriesgado y potente para dar la sensación de una forma nueva, pero que a veces no hace más que sumir al espectador en el mismo caos en que están inmersos sus protagonistas, en un auténtico descenso a los infiernos.
Hay que destacar la estupenda interpretación que hace Ellen Burstyn, por cuyo trabajo fue nominada al Oscar, que es, sin duda, lo mejor de la cinta.
Esta dura historia sobre autodestrucción ganó la Espiga de Oro en la Semana de cine de Valladolid 2000 ex-aequo con La ciudad está tranquila.
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